María Dolores Gimeno es una de las ceramistas que participaron en el nacimiento de la cerámica creativa de la segunda mitad del pasado siglo, la exposición que se puede ver en Zaragoza hasta el 6 de diciembre hace honor a una trayectoria artística tan destacable como poco conocida
M. Dolores Gimeno. Materia elocuente
Queralt Garriga. Comisaria de la muestra, doctora arquitecta, y Lectora Serra Hunter ETSAB/UPC
María Luisa Grau Tello. Comisaria de la muestra y conservadora en el IAACC Pablo Serrano
Durante los años 60 y 70 del siglo XX en España se asiste al nacimiento de una cerámica nueva, liberada de viejos condicionantes utilitarios, y entendida como expresión artística que conecta con la contemporaneidad, el diseño y el mundo urbano. Muchos fueron los ceramistas que desarrollaron su carrera durante esos años; muchos son también los que han caído en el olvido a consecuencia del paso del tiempo y las fluctuaciones en la popularidad de la cerámica en nuestro país. María Dolores Gimeno (Cariñena, Zaragoza, 1940) fue una de las ceramistas que participaron de ese episodio clave para el nacimiento de la creación cerámica contemporánea en España, generando una obra de marcada personalidad que contribuyó a enriquecer el mundo de la cerámica artística y su desarrollo. La exposición de su obra en el IAACC Pablo Serrano de Zaragoza[1] ahonda en la recuperación de las mujeres creadoras que han tenido un papel de primer orden en la cerámica contemporánea, y contribuye también a reivindicar la cerámica como manifestación artística de primer orden, presente en los museos de arte contemporáneo.
Tras finalizar sus estudios artísticos en la Llotja, Gimeno ingresa en 1958 en la Escuela Massana para formarse en la cerámica. Los años 60 fueron una década “prodigiosa” para esta disciplina y el papel de La Massana[2] referencial como centro de enseñanza e impulso de la misma. Gimeno permanecerá más de diez años en la escuela, formándose con artistas de la talla de Llorens Artigas, Elisenda Sala, Antoni Cumella o Mateo del Río, prolongando su estancia formativa con sesiones de lo que entonces se denominaba “perfeccionamiento”. Por las mañanas, trabaja pintando vestidos a mano, y por la tarde/noche, asiste a la Massana, desarrollando proyectos cerámicos propios ya que por entonces carece todavía de taller.
Su carrera profesional arranca en 1973 con su participación en el Premio Ciudad de Barcelona, en el que se alza con el primer galardón por la obra Gent, una de las cinco piezas que presenta a concurso y que hoy se conserva en el Museo del Disseny de Barcelona (DHub). Rostros aislados, figuras humanas recogidas sobre sí mismas, o que van al encuentro del otro son el asunto que protagoniza las piezas presentadas al premio y que caracteriza su primera etapa de producción cerámica, marcada desde el punto de vista conceptual por la inquietud hacia las emociones, el cuerpo humano y la mujer. A nivel formal, este discurso lo traslada por medio de un tratamiento figurativo basado en la síntesis de las anatomías mediante el uso de la línea y el color, anunciando la abstracción en la que se inicia muy poco después y en la que continuará durante el resto de su trayectoria artística.
Durante los años 70 y la primera mitad de los 80, Gimeno trabaja y vive la cerámica con intensidad exponiendo su obra tanto de forma individual como colectiva, y participando en certámenes nacionales e internacionales, con el consiguiente reconocimiento de la crítica del momento. Su trabajo da lugar a un abundante conjunto de creaciones que se clasifica en tres tipologías, correspondientes a los jarrones y las reinterpretaciones que hace de los mismos, los plafones o murales y las cerámicas de vocación escultórica.
Especial interés revisten las personales derivaciones del jarrón que Gimeno desarrolla en los años 70, y en las que busca romper con el formalismo clásico, ideando piezas inspiradas en el mundo antiguo (se declara interesada por la cerámica cretense) y de las culturas ancestrales, querencias que están en sintonía con la mirada idealizada hacia lo primigenio, hacia la tierra, que se populariza en los setenta. Son piezas rotundas en lo formal y también en lo matérico, que se convierte en un valor plástico esencial, a través de la rugosa textura del gres, que queda desnudo al tacto, y sobre el que aplica decoraciones a base de óxido y engobe, motivos geométricos incisos o elementos de volumen que conceden una notable corporeidad a las piezas (ella hablará de la ‘vibración de la materia’[3]). Especialmente interesante es la manera en cómo juega a combinar en la misma pieza gres y arcilla refractaria, además de introducir elementos ajenos a la cerámica, como madera, cuerda, clavos, hilos y piezas de metal.
El afán por indagar nuevos caminos creativos, por superar los límites formales que imponen material y técnica, también puede observarse en sus creaciones de carácter más escultórico. En éstas, Gimeno vertebra la forma en torno al concepto de vacío y construye una obra compuesta por fragmentos separados o con oquedades sobre las que se teje un entramado de cuerdas o de tirantes metálicos en tensión en el que las masas buscan el equilibrio. Aparece lo matérico extracerámico como vía de experimentación desde la que romper con definiciones canónicas.
Gimeno hallará en la abstracción su expresión más libre y genuina, que evidenciará plenamente en los plafones o murales —formatos en los que confiesa sentirse más cómoda—. Creará múltiples piezas de gran tamaño para vestíbulos de edificios o interiores de viviendas, y también piezas planas de dimensiones menores donde jugará con la combinación de gres y refractario, los esmaltes, y, de nuevo, la suma de materiales diversos.
Su obra nace, sobre todo, a partir de su deseo de investigar y de una necesidad ‘imperiosa’ —declara[4]— de expresarse. Le interesa el estudio de las tierras, la química de la cerámica, la cerámica como alquimia. Gimeno manifiesta una enorme curiosidad por todo, un interés por experimentar con todo aquello con lo que se encuentra.
Desde su firme convicción de libertad, aportó al panorama de la nueva cerámica una producción rica, personal y diversa, fruto de su deseo de ir más allá de convencionalismos formales, materiales y conceptuales. A pesar de confesarse aislada en un mundo interior, o quizá gracias a ello, su independencia creativa le permitió generar una obra libre de apriorismos y ajena a cualquier encasillamiento. Un trabajo resultante exclusivamente de la conversación íntima del artista con su obra. Daniel Giralt Miracle, al comentar su práctica, hablaba de un ‘exorcismo’[5], una huida del formalismo. Y, tal como afirmaba José Luís de Villalonga ‘su obra no se parece a la de nadie’.
Como otros compañeros de generación, Gimeno encarna la idea de la autora que elabora un lenguaje artístico propio con el que, en sus propias palabras, “Cada pieza es ella, es única. Cada pieza es un hijo de mi sentir. No importa lo que de ella se diga: con defectos o virtudes, proclama su libertad en la vibración de la materia”.[6]
Maria Dolores Gimeno creó una obra abundante, parte de la cual se puede apreciar hoy en la exposición del IAACC Pablo Serrano de Zaragoza. Se ha realizado una intensa labor de búsqueda en Aragón, Cataluña y Baleares. Quedan muchísimas por encontrar y así avanzar en el descubrimiento y disfrute de su obra. Esta exposición es solo el primer paso en este camino.
NOTAS:
[1] Maria Dolores Gimeno, Materia elocuente, 20 de septiembre al 9 de diciembre de 2024, IAACC Pablo Serrano, Zaragoza.
[2] Según ha estudiado Jesús Ángel Prieto, la Massana experimenta un notable incremento del alumnado interesado en la materia durante esos años. PRIETO VILLANUEVA, Jesús Àngel, La lluita pel reconeixement dels oficis artístics i l’Escola Massana de Barcelona. El cas dels esmalts, la cerámica i la joieria, Tesis Doctoral, Universidad de Barcelona, 2017, p. 240.
[3] GALÍ, Francesc, “El artista enjuicia su obra. Esta semana: María Dolors Gimeno”, Mundo del Arte, 4 de enero de 1975.
[4] GARRIGA, Queralt: “La ceramista insondable”, Catálogo de la exposición Maria Dolores Gimeno, Materia elocuente, 20 de septiembre al 9 de diciembre de 2024, IAACC Pablo Serrano, Zaragoza.
[5] GIRALT MIRACLE, Daniel: “Maria Dolors Gimeno”, Avui, 27 de noviembre de 1977
[6] GALÍ, Francesc, 1975. Op. Cit.
La exposición se pudo visitar en el IAACC Pablo Serrano del 20 de septiembre al 9 de diciembre de 2024
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