Exposición de Ícaro Maiterena

Nacido en Madrid en 1978, Ícaro Maiterena es cada vez más reconocido en toda Europa por sus fascinantes obras que deben tanto a la geología como a la biología. La exposición presenta una selección de 25 obras creadas entre 2020 y 2024.

Amasar la arcilla es para Ícaro Maiterena una forma de volver a los orígenes y a lo que verdaderamente importa; de (re)conectar con el mundo, con la naturaleza y con los demás, y de incrustarse dentro de una tradición ancestral replicando gestos que innumerables otros han realizado antes que él.

Es también, y sobre todo, un acto de resistencia contra los excesos de una época obviamente perdida en la realidad virtual. Crear es un acto político y social, una celebración de la artesanía y una invitación a tomarse tiempo para crear, observar y reflexionar.

Hace unos veinte años, mientras estudiaba en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Madrid, Ícaro Maiterena trabajó la piedra, la madera y el yeso, pero pronto se maravilló ante las infinitas posibilidades de la arcilla. La considera un material vivo y orgánico, el más adecuado para dar vida a sus sueños de artista”.

“Me inspiro en la orogénesis, los procesos geológicos que deforman y fracturan la corteza terrestre, dando lugar a pliegues y arrugas mediante fuertes compresiones”, explica Ícaro Maiterena. A caballo entre los vórtices infinitos y las bandas de Möbius, sus creaciones abstractas fascinan al instante por la extrañeza de sus formas, su textura de roca erosionada o madera quemada y su paleta de colores iridiscente, casi surrealista, que oscila entre tonos cálidos y fríos. Algunas de sus piezas se asemejan a fósiles, mientras que otras recuerdan el movimiento eternamente congelado de una colada de lava enfriada.

Para el ceramista español, que se presenta por primera vez en Francia en la Galerie de l’Ancienne Poste, la magia de una obra de arte reside en su misterio. “El arte se nos escapa de las manos cuando pensamos que ya lo tenemos agarrado”, en sus bellas palabras. Más que el objeto acabado, es el proceso creativo lo que cautiva a Ícaro Maiterena. Sus piezas son testimonio de un tiempo que ya no existe. Cada una lleva en sí el recuerdo sensible de cómo nació: la emoción de un encuentro cercano con la materia, de una “danza coreografiada con la arcilla y el agua”.

Guillaume Morel, periodista y crítico de arte.

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