Hasta el 10 de agosto se puede visitar en Espacio Pirineos, en Graus (Huesca) la exposición de cerámica de Miguel Ángel Gil, titulada “Expresión matérica: cerámica al límite”, junto al fotógrafo Antonio Uriel
Información enviada por la organización:
Expresión matérica: cerámica al límite.
Hasta ahora mi trabajo se ha definido en su mayor parte por la voluntad de trasmitir una idea —lo que podría clasificarlo dentro del arte conceptual—, sin abandonar por ello cierto designio estético. En la serie que presento aquí me he propuesto liberarme de la intención, desprenderme del compromiso autoimpuesto de tener que contar una historia en cada obra. No sé si he logrado mi propósito en su totalidad, pero he apostado, en esta ocasión, por rescatar también el material de su papel de muñeco en una función de ventriloquía, por cederle la voz y la posibilidad de narrar su propia historia. Para ello he utilizado los recursos propios, algunos únicos, que posee el barro: la deformación, las huellas, grietas y fracturas, fusión, erosión, etc. Combinando el barro con otros materiales y sometiendo aquel a distintas circunstancias físicas —alta temperatura, choque térmico, congelación, evaporación rápida, erosión por la acción del agua, presión o percusión—, las piezas resultantes nos muestran lo que se podría interpretar como el sufrimiento de la materia; las piezas de cerámica, el barro ya procesado en horno, se muestra fracturado, comprimido, doblado, desgastado. Su proceso parece haberse detenido en el estado en que lo observamos, pero su palabra, su mensaje, se alargará en el tiempo, aunque como nos revelaba Robert Smithson por el año 1968:
La mente de uno y la tierra están en un estado de erosión constante; los ríos mentales desgastan riberas abstractas; las ondas cerebrales socavan acantilados de pensamientos; las ideas se descomponen en piedras de desconocimientos; y las cristalizaciones conceptuales se separan formando depósitos de razón arenosa. En este miasma geológico se producen vastas facultades de movimiento, y se mueven del modo más físico. Este movimiento parece estático, pero aplasta el paisaje de la lógica bajo ensueños glaciales. (1)
Más allá del testimonio de una cerámica llevada a sus límites, se ofrece la posibilidad de disfrutar de lo inquietante de unas manifestaciones muy cercanas a la naturaleza geológica salvaje y primigenia. Se trata, pues, de un resultado que en ocasiones escapa al control de su ejecutor. El artista propone, pero son las leyes físicas, en sus múltiples combinaciones, las que disponen.
1 “Una sedimentación de la mente: proyectos de tierra” (1968). En Robert Smithson (1993). El paisaje entrópico. Una retrospectiva 1960-1973. Valencia: IVAM Centre Julio González, p. 125.
Espacio Pirineos
Pl. Compañía, 2
22430 Graus, Huesca
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