Exposición de María Oriza

El 1 de febrero, a las 19 horas, se inaugura en la Galería Materna y Herencia, de Madrid, la exposición de cerámica de María Oriza titulada “Materia cómplice”, que se podrá visitar hasta el 18 del mismo mes y en la que volvemos a disfrutar de sus complejas geometrías modulares

Información enviada por la organización:

“Materia cómplice” es un statement, una declaración de principios.

Es el reconocimiento de una artista al material que le ha servido para construirse, que le ha hecho ser tal cual y cuya asociación simbiótica, de diálogo creativo, de mutua fidelidad a través de años abrazando la experimentación, la expresión artística y la innovación técnica, han desembocado en una obra magnífica que le sitúa en un espacio muy elevado e inmediatamente reconocible.

María Oriza, Aranda de Duero (Burgos) 1964, es escultora y utiliza la arcilla como material. La tierra, el gres, el elemento más abundante en el planeta después del agua, tan lleno de energía y posibilidades, se expresa en su mente y en sus manos con toda su rítmica elegancia.

Oriza crea a partir de estructuras geométricas, tensando las superficies sobre curvas helicoidales que se entrecruzan o encadenan. La sutilidad de lo bello, el gusto por el movimiento continuo y grácil de los planos que se ablandan, recortan y repliegan en un interminable fluir de formas en el espacio, contribuyen a crear una experiencia visual única, impregnada de equilibrio y sensualidad.

En cada escultura la artista contrasta la limpieza de planos ondulantes con el ascetismo de las composiciones tridimensionales relativamente sencillas. Sobre ese soporte cerámico dibuja un entramado de retículas minimalista que confiere una estética personal a su obra.

Las simetrías, alabeos armónicos, encuentros entre superficies, el diálogo de las suaves torsiones con la violencia del ángulo agudo en las uniones convergentes, permiten que el material se manifieste con toda su serena energía y dulce encanto.

La anexión entre sencillez y complejidad es esencial en su firma plástica.

El impecable acabado controlado al detalle hasta el final del proceso de ejecución y un sentido de unidad cromático-formal perfectamente coordinada e inmensamente rica en registros lineales, luces y sombras, masas y vacíos, retratan la empatía de María Oriza con el pensamiento oriental.

‍Siempre intento que mi obra recoja todos los argumentos necesarios para comunicar mis intenciones, mis inquietudes, mis objetivos, o mis preguntas. Que sea capaz de establecer un diálogo claro y directo con el espectador, en el que no haya incoherencias, pero en el que también quepan las interpretaciones.‍

‍La comprensión de la forma para obtener su máximo potencial de expresión y su ilimitada posibilidad de combinación, suponen un estímulo permanente. Es fascinante ver cómo la aparente simplicidad de la geometría es capaz de generar una gran complejidad cuando interviene el concepto modular en la composición.

‍Por otro lado, lo imprevisto a veces se incorpora de forma natural en el proceso, puesto que en la interacción entre los distintos elementos se pueden descubrir nuevas connotaciones.

También pueden ponerse de manifiesto aspectos nuevos que no habían sido contemplados inicialmente, y que incluso afectan a la percepción global del volumen y del dibujo, sin que por ello se pierda la esencia de la idea original.‍

Su obra, cada vez más valorada dentro y fuera de España, deja entrever que hay mucho camino andado en su trayectoria y que queda aún mucho más por venir. Galardonada en numerosos certámenes, forma parte de museos tan relevantes como el Hetjens de Düsseldorf (Alemania), el Flicam de Weiman, China, el de Arte Contemporáneo de Nakatomi, Japón, el de Càntir de Argentona o el de Museo Diseño de Barcelona.

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Escultura cerámica de María Oriza