Una de los actos más vergonzosos de la humanidad, repetido a lo largo de la historia por diferentes culturas, es sin duda la esclavización de los seres humanos, cuyo último acto se vivió en América de la mano de las culturas europeas
Alfareros esclavizados
Wladimir Vivas
Hasta el 5 de febrero de 2023 se puede visitar en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York la exposición “Hear Me Now: The Black Potters of Old Edgefield, South Carolina”
En las décadas anteriores a la Guerra de Secesión, en los Estados Unidos se desarrolló la industria de la alfarería de gres, la denominada “cerámica alcalina”, especialmente en el distrito de Old Edgefield, en Carolina del Sur, una zona rica en arcilla. Desde sus comienzos contaron con el trabajo de los afroamericanos esclavizados. Esta industria de resistentes y prácticas cerámicas de gres constituian una parte importante de la economía.
Entre las piezas más destacadas de esta tradición están las denominadas “Face jars” (jarras-cara), piezas utilitarias adornadas con rasgos faciales en relieve. La aparición de estas Face Jars coincide en el tiempo con la llegada en 1858 de un barco esclavista ilegal, que transportaba a más de 400 africanos cautivos, unos cincuenta años después de que se prohibiera en Estados Unidos este tipo de monstruoso comercio. Más de cien de estos desafortunados hombres y mujeres fueron enviados a Edgefield, donde muchos fueron esclavizados en las alfarerías. Los investigadores han demostrado que esta llegada tardía de africanos cautivos sirvió como catalizador para un cierto resurgimiento de la cultura, el arte y las tradiciones africanas. Las Face Jars tienen un gran parecido con los minkisi, objetos rituales que eran importantes en las prácticas religiosas del centro-oeste de África, donde los expertos en rituales utilizaban el caolín como sustancia sagrada para facilitar la comunicación entre los vivos y los muertos.
Obviamente la mayoría de las obras de los alfareros esclavizados es anónima; sin embargo, contamos con el caso excepcional de uno de estos hombres esclavizados, del que conocemos su nombre: David Drake, conocido simplemente como Dave o “Dave the potter” (Dave el alfarero). Se calcula que David Drake nació en Estados Unidos los primeros días del siglo XIX y solo conoció la esclavitud, fue vendido en varias ocasiones y separado de su familia. Pero David Drake era alguien muy especial, ya que, además de un gran alfarero, lo que le otorgaba un valor especial, sabía leer y escribir. A mediados del siglo XIX estaba completamente prohibido y penado que las personas esclavizadas supieran leer, incluso podía ser motivo de carcel para quien les permitiera aprender o les enseñara. No se sabe como se alfabetizó David Drake, pero lo que si es evidente es que, al menos durante una etapa de su vida, desafió las leyes, haciendo inscripciones y firmando sus cerámicas.
Pero lo más extraordinario es que David Drake nos dejó poemas que dan testimonio de las alegrías, los traumas y la experiencia vivida en la esclavitud, haciéndose eco de la prosa de abolicionistas como Frederick Douglass y Harriet Jacobs.
Es importante recuperar estas historias para, a través de los nombres propios que conocemos, poder honrar el colectivo. En todo el mundo se debería hacer una reflexión sobre los y las “David Drake” y su contribución a la historia, que hasta hace muy poco continuaba exclusivamente interesada en los grandes nombres de la cultura dominante en cualquier lugar o momento de la historia de la humanidad.
Y esto es lo que ha hecho el Metropolitan Museum de Nueva York, donde hasta febrero del año que viene se puede ver la exposición “Hear Me Now: The Black Potters of Old Edgefield, South Carolina”, centrada en el trabajo de los alfareros afroamericanos del sur de Estados Unidos en el siglo XIX, en diálogo con las respuestas artísticas contemporáneas. Esta muestra presenta unos cincuenta objetos de cerámica del distrito de Old Edgefield, Carolina del Sur, junto a los que se presentan destacados artistas contemporáneos negros, como Simone Leigh, Adebunmi Gbadebo, Woody De Othello, Theaster Gates y Robert Pruitt.
La exposición también se remonta a siglos anteriores a la incursión europea en lo que hoy es el sureste de Estados Unidos, cuando los pueblos indígenas habían desarrollado herramientas y técnicas para aprovechar los ricos yacimientos de arcilla de la zona. En las galerías del MET se expone un ejemplo de cuenco de barro de alrededor de 1500, obra de un artista no identificado, junto a una vasija contemporánea de Earl Robbins, alfarero de la nación india Catawba.
Hear Me Now arroja luz sobre las muchas contribuciones y experiencias vividas por los cientos de hombres, mujeres y niños que trabajaron en el sistema de opresión de la esclavitud, presentando una imagen más completa de la producción de gres de la región.
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