“Hisae Yanase. Ikiru – Vivir”, es el título de la exposición antológica en memoria de la figura de una de las grandes artistas de la cerámica en España en las últimas décadas, la muestra se puede visitar en Córdoba hasta el 6 de noviembre
生きる Ikiru – una lección de vida
Wladimir Vivas
Los homenajes a la trayectoria de un artista, las muestras antológicas, la publicación de una biografía e incluso la redacción de unas memorias, tienen, aunque tratemos de evitarlo, un cierto gusto a despedida, o al menos una apariencia del trabajo completado. Pocas veces se hace una addenda pasado el tiempo. En ocasiones el tiempo se acaba.
En la exposición que nos ocupa tampoco será posible la addenda: hace ya más de tres años perdimos a Hisae Yanase, y con ella, a una de las artistas más vitales de nuestro país (vital por vitalidad y energía, pero también por fundamental). Yanase nació en la ciudad japonesa de Chiba, estudió decoración en Tokio y se trasladó a Valencia a principios de los años sesenta, allí estudió cerámica en la Escuela de Artes y Oficios primero y en la Escuela de Cerámica de Manises posteriormente. Finalmente pareció encontrar su “lugar en el mundo” en la ciudad de Córdoba, donde comenzó su labor como profesora de cerámica en la Escuela de Arte Mateo Inurria desde 1976 y después en la Escuela de Arte Dionisio Ortiz hasta su jubilación en el año 2011.
En esta exposición, que se desarrolla en dos sedes diferentes, se puede ver y admirar un enorme corpus artístico de Hisae Yanase, que en realidad es solo una muestra, una porción del trabajo de esta cordobesa de Japón. En la Sala Vimcorsa, la muestra es lo que se puede esperar de una antológica; esto es, grandes salas en las que vamos viendo diferentes series de trabajo, propuestas que precisan, por una cuestión práctica de tamaño, de esas salas grandes y diáfanas. En la Casa Góngora, por otro lado, se encuentra un ambiente más íntimo, en el que las salas, y su disposición, invitan al recogimiento y la reflexión. La distribución de obras se ha hecho más por series que por orden cronológico, lo que permite que, en cualquier momento y lugar, nos asalten relaciones entre pinturas, dibujos, diseños textiles y cerámicas, de diferentes épocas y de diferentes técnicas y lenguajes.
Porque eso es lo que se aprende visitando esta exposición; la libertad absoluta con la que trabaja una artista como Yanase, y la coherencia de sus propuestas a través del tiempo. El trabajo de esta artista es, como es habitual, un viaje, una evolución, pero no necesariamente un desarrollo lineal. Vemos imágenes realizadas hace muchos años que cobran vida, en ocasiones de forma muy sutil y en otras de forma clara, en obras posteriores.
La exposición ha contado con la colaboración de Antonio I. González, viudo de Hisae Yanase y custodio de su legado artístico, quien además de asesorar y guiar en la selección de las obras y su montaje ha cedido en préstamo la mayor parte de las obras expuestas. También ha colaborado en la implementación del proyecto Ángel L. Pérez Villén, quien además escribe en el catálogo un texto de introducción a la vida y obra de Hisae Yanase. Por su parte, Regina Pérez Castillo aborda en otro texto el perfil docente de la artista, maestra de generaciones de artistas. Este catálogo de la muestra, será el lugar al que acudir para desentrañar, de forma más precisa, los innumerables recovecos y sentidos de la obra expuesta, pero también de la vida y el pensamiento de Hasae Yanase.
También en el catálogo se podrá profundizar en los aspectos formales de cada serie, de las relaciones entre ellas y del sentido y trasfondo que los autores den a la obra de Hisae Yanase. Al visitante, sin embargo, puede serle suficiente con dejarse llevar por la belleza de sus creaciones, en ocasiones por la profundidad que se intuye en sus propuestas, y en otras por la poesía de su forma de trabajar, en la que la naturaleza está siempre presente (incluso literalmente: los mohos y las marcas de humedad pueden ser “coautores” de una obra artística cuando Hiase nos muestra su carga poética).
Es una vida entera de creación, pero también de entrega al arte, a los alumnos y a la creación de propuestas artísticas. Una vida bien aprovechada. Quizá de ahí el título de la muestra, que nos lleva directamente, no sé si de forma deliberada, a la lección moral de una de las grandes películas de Akira Kurosawa: “Ikiru”, en la que el protagonista descubre que la entrega, la bondad y el amor, son las cosas que dan sentido a una vida. Al señor Kanji Watanabe, en una película tan triste como bella, esta revelación le llega al final de sus días; pero conocer la obra de Hisae Yanase es comprobar que esta era su forma de entender la vida.
Sala Vimcorsa
Calle Ángel de Saavedra, 9
14003 Córdoba
Casa Góngora
Calle Cabezas 3
Córdoba
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