Tsukasa Soda

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Escultura cerámica de Tsukasa Soda

“Sky Window”, 2019. Gres. 38 × 39 × 27 cm.

La escultura cerámica de Soda nos transporta desde el asombro por el grado de excelencia técnica conseguido hasta la consciencia de la delicadeza de los planteamientos japoneses de aprecio por la naturaleza

 Materializando lo intangible

Wladimir Vivas

Una de las características del lenguaje japonés es la forma en que, en ocasiones, una sola palabra puede expresar conceptos complejos, que además pueden tener un significado escondido incluso más complejo. Uno de estos casaos es la palabra komorebi, que se podría traducir como “los rayos de sol que se filtran entra las hojas de los arboles”, pero que además, a través de esa visión metafórica, puede expresar mucho más.

En la obra escultórica de Tsukasa Soda encontramos una forma de materialización del mismo concepto, es la forma en que percibimos lasa sombras y la luz atravesando sus delicadas formas las que realmente crean la escultura. Esos efectos, ese komorebi, nos es simplemente una cualidad de su obra, sino que es parte integrante de la misma, no pueden verse sus esculturas sin recrearse en las infinitas formas en que la luz interactúa con ellas.

Durante su infancia, en la prefectura de Hygo, al Este de Kyoto, Soda observaba la forma en que su padre transformaba los materiales naturales, la madera, en muebles y utensilios. Esta fascinación por la forma en que se pueden combinar fuerza con flexibilidad le llevaron a descubrir, a esa temprana edad, la maravilla de hacer objetos con papel, con el que descubrió además los infinitos efectos que la luz puede hacer sobre una simple lámina de papel doblada, plegada o retorcida.

Este descubrimiento tuvo importancia para él, ya que, posteriormente, durante sus estudios de arte en la Universidad de Ciencias y Artes de Kurashiki se centró en el aprendizaje del uso del vidrio, cuya traslucidez le ofrecía esa misma posibilidad que recordaba de su niñez. Y del vidrio llegó hasta la cerámica. Soda llegó a la cerámica buscando una forma de manipular la naturaleza, pero con la intención de extraer del material la esencia misma de su naturaleza.

En el caso de sus cerámicas, Soda utiliza moldes para hacer delgadísimas láminas, que recorta, agujerea da forma. Para la construcción de cada escultura combina varias de estas láminas, que quedan inescrutablemente unidas, hasta el punto de que es prácticamente imposible diferencias unas láminas de otras. Sin embargo, en cierto modo perdura la sensación de que sus obras no son puramente abstractas; es más, da la impresión en ocasiones de que son totalmente figurativas, que su intención última es la expresión, la materialización de lo intangible: la recreación de ese komorebi del que hablábamos.

“Me interesa el contorno de un objeto que se acentúa con la luz de fondo, y el contraste de luz y sombra que cambia según el ángulo de la luz”

www.tsukasasoda.com
www.wamonoart.com


Escultura cerámica de Tsukasa Soda

“Through”, 2021. Gres. 33 × 52 × 37 cm.

Escultura cerámica de Tsukasa Soda

“Angel’s Ladder”, 2019. Gres. 39 × 40 × 25 cm. Seleccionada en la “8ª Bienal de Kukuchi”, Museo Tomo, Tokyo. 2019.

Escultura cerámica de Tsukasa Soda

“Voids”, 2020. Gres. 36 × 39 × 31 cm. Colección privada.

Escultura cerámica de Tsukasa Soda

“Path of Radiance”, 2018. Gres. 25 × 31 × 20 cm.

Escultura cerámica de Tsukasa Soda

“Through”, 2021. Gres. 33 × 52 × 37 cm.


 Fotos: Hajime Ota. © Tsukasa Soda, Courtesy of Wamono Art


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