Del 13 de enero al 19 de febrero se puede visitar en la galería Nec, de París, la exposición de esculturas cerámicas de Gregorio Peño, titulada “En chute libre”
Información enviada por la organización:
Para hablar sobre (o conversar con) esta nueva muestra de Gregorio Peño debemos situarnos en un lugar a expensas de la evidencia, en un lugar a salvo de todo eslogan o sentencia pregonada en altavoz. Es mejor, para acercarnos a su razón de ser, hacerlo desde el mismo corazón de su materia o de su nada, introducirnos en ese espacio interior que contiene el hueco de sus piezas y dejarnos llevar por su decir o su callar, su origen o su fin, su luz o su misterio.
Y es que la obra de Peño viene marcada desde sus inicios por ese juego de tensiones que conlleva todo tipo de verdad, ya que la verdad siempre bebe de varias partes para hacerse una y mostrarse como tal. Hablamos en este caso de la verdad del barro. Atávico ingrediente de las civilizaciones. Canto original de nuestra existencia.
Entre estas tensiones destacan, en su abstracción objetual, la convivencia entre lo orgánico y lo geométrico, el azar en la disolución de las formas y su control, o el orgullo de la verticalidad y lo hermoso de su abatimiento en pos de su entrega a la libertad de la caída. Pero, ante todo, esa tensión está presente en la lucha que surge entre la voz del hombre y la materia que trabaja, también provista de un sino propio y que en ningún momento se ve silenciada. No abusa aquí el artista de sus capacidades técnicas, deja a la materia ser y hablar, decirse, evitando así que la obra acabe convertida en el trampantojo efectista que ocultaría un discurso tan hondo como potente y sencillo. Es el discurso de la creación, en el cual hombre y obra, a través de un juego de espejos y cesiones, van haciéndose uno solo a través de la convivencia alquímica en el estudio.
Nos cita Peño, entre sus intereses, la Bauhaus, el postminimalismo o Isamu Noguchi, mientras a la vez conecta estas referencias con los encuadres más abstractos o marginales del taller de alfarería de su familia: los desperdicios surgidos de una cocción de tejas, el amalgama fangoso acumulado en la pared trasera al torno o una foto de archivo en la que su abuelo recoge la arcilla blanda y agrietada en una pila rectangular. Existe también aquí otra tensión evidente entre los conceptos de la postmodernidad y la esencia de una genealogía que bebe de fuentes exentas de etiquetas o manierismos del pensamiento atomizado.
¿De qué nos hablan entonces estos objetos? “What you see is what you see”. Lo que ves es lo que ves, sentenció Frank Stella en una célebre respuesta sobre el cometido de su obra. Podríamos ajustarnos a la lucidez epatante de un enunciado así, y en parte debemos hacerlo, debemos mirar estas formas, ser en ellas por un momento y no buscar puntales teóricos más allá de los estrictamente necesarios. Pero en la obra de Peño, por su condición de continente, debemos detenernos también en lo que no se ve. Allí donde el recoveco íntimo del misterio resuena con sordina para quien quiera oírlo. Allí donde el fuego abate y declina en libertad el ser y la materia, a ti que miras y a estas formas que, en su silencio, también te escuchan.
Constantino Molina
Más sobre Gregorio Peño
Nec
20, rue des Coutures Saint Gervais
75003 Paris, Francia
Tel. 09 54 74 78 51
Web: galerienec@gmail.com
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