Anne Dangar fue una ceramista australiana afincada desde joven en Francia, que se vió inmersa en el movimiento del cubismo y apostó por unificar la alfarería tradicional con la vanguardia estética
“Anne Dangar. Una vida de sacrificio por el arte”
Wladimir Vivas
Cuando se aborda el estudio de la historia de los movimientos artísticos, desgraciadamente todavía encontramos que las mujeres han sido relegadas desde sus comienzos. En la época en la que fueron surgendo estos movimientos las mujeres no tenían las posibilidades de incorporarse a los grupos que lideraban el mundo artístico, lo que no significa que no hubiera mujeres que hicieran su contribución artística. Años o décadas después, cuando el academicismo se entrega al estudio de estas vanguardias artísticas, la discriminación sigue vigente, con lo que la aporación de las mujeres es minusvalorada una vez más, por lo que, si ya de entrada tuvieron estas mujeres artistas muy limitada su participación, la huella que dejaron es además ocultada. En nuestros días deberíamos pensar que esto está superado; sin embargo, el conocimiento de estas pioneras sigue estando oscurecida.
Hay algunos nombres como Maruja Mallo, Georgia O’Keeffe, Charley Toorop o Tamara de Lempicka, o Beatrice Wood en cerámica, que tuvieron gran reconocimiento; sin embargo, lo habitual es que el los libros de historia ocupen puestos secundarios (o no aparecieran siquiera, en la mayoría de los casos).
En el movimiento cubista en la Francia de principios del siglo XX la historia oficial no suele reconocer el trabajo a ninguna artista de la época, aunque se podría hablar de Alice Bailly (Ginebra, 1872 – Lausana, 1938) o María Blanchard (Santander, 1881 – París, 1932) si hablamos de pintura, o de Anne Dangar en cerámica.
Anne Dangar nació en Kempsey (Australia) en 1885, estudio arte en Sydney donde también comenzó a dar clases. Pronoto se traslado a Europa, donde amplió sus estudios con el conocido pintor cubista Julian Ashton. A su vuelta a Australia, Dangar intentó introducir las nuevas ideas artísticas, aunque, debido a la falta de interés, decidió volver a Francia y se unió a la comunidad de artistas de Moly-Sabata, en la pequeña ciudad de Sablons. Esta comunidad postulaba la vuelta de los artistas a una forma de unión de la modernidad con la tradición, y fue la ocasión de Anne Dangar de iniciarse en la cerámica.
Su formación en cerámica fue aprendiendo de ls alfareros locales y usando sus hornos. Dangar intentó mezclar esta alfarería tradicional y funcional con el cubismo. Y con este tipo de cerámica consiguió ingresos que le permitieron sobrevivir y continuar su vida en la comunidad de artistas, ella misma reconoció en una carta que “(…) es mucho más emocionante que la ropa bonita y las uñas rosadas y en cuanto a la reflexión y el estudio, no creo que el dinero traiga eso.”
En 1939 Dangar pasó seis meses en Marruecos, enseñando y aprendiendo con alfareros de la zona de Fez, Marrakesh, Safi y Rabat. Esta experiencia quedó posteriormente reflejada en sus obras.
A lo largo de su vida, Dangar mantuvo una correspondencia constante con su amiga y también artista, Grace Crowley, y en sus cartas se pueden conocer los sacrificios que Anne Dangar afrontó para seguir fiel a sus inquietudes artísticas. Si en París existía una vida bohemia, que se recuerda con un halo de romanticismo, la vida rural en la comunidad de artistas de Moly-Sabata siignificaba vivir en condiciones cercanas a la pobreza, además de su trabajo en el taller, se veía obligada a hacer largas jornadas de trabajo para poder subsistir. Siempre soñó con volver a Australia y montar su propia alfarería, pero nunca consiguió reunir el suficiente dinero. En 1947, con la ayuda financiera de Crowley, Dangar finalmente construyó su propio estudio y horno en Moly-Sabata, abandonando cualquier idea de regresar a Australia.
A pesar de la distancia, Dangar tuvo una importante influencia en la vida artística de Sydney a través de las cartas que dirigia a Grace Crowley, siempre llenas de las teorías artisticas y reflexiones sobre el cubismo, que pronto se conocían entre la comunidad artística australiana.
Dangar murió de cancer en 1951, a los 66 años, y recibió el reconocimiento a nivel local, ya que aún hoy podemos encontrar la Rue Ann Dangar, a pocos metros de la sede de la residencia de artistas Moly-Sabata. Su obra puede encontrarse actualmente en colecciones e instituciones de Australia y Francia, incluido el Musée National d’Art Moderne, Paris.
El legado de Anne Dangar se puede encontrar también en el camino que abrió para otras ceramistas, como Jacqueline Lerat, que se instaló también en un entorno local para dedicarse a la cerámica, en La Borne, o Geneviève de Cissey, que se incorporaría posteriormente a la comunidad de Moly-Sabata.
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Archives of Women Artists, Research and Exhibitions
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