Termina el mes de marzo de la misma terrible forma en que lo empezamos: despidiendo a una gran artista, a una gran señora de la cerámica, hace unas semanas fue Elena Colmeiro, el pasado domingo fallecía Maria Bofill
Quines conocimos a Maria Bofill (1937-2021) podemos dar fe de su vitalidad, de la ilusión con la que seguía hablando de arte, de cerámica o de enseñanza, labores a las que dedicó su vida entera. La desgracia nos ha golpeado por segunda vez en pocas semanas, y no hemos podido evitar recordar la jornada que compartimos hace ya unos años, en el Taller Escuela Cerámica de Muel (Zaragoza), en la que pudimos disfrutar del saber, de la sensibilidad y del genio de Maria Bofill, junto a Elena Colmeiro y Madola.
Son esos los recuerdos que al final quedan grabados para siempre: la alegría que se respiró aquel día en que tres grandes ceramistas compartían sus conocimientos y sus experiencias. Y compartir no era nada ajeno a Maria, que dedicó su vida a la enseñanza, unida desde sus años de formación a la Escola Massana, que fue su hogar durante décadas. Sin olvidar, por la importancia que tuvo especialmente en su obra cerámica, su faceta viajera, que la llevó, en viajes de trabajo o becas de investigación, a Japón, México, Reino Unido o Estados Unidos.
La pandemia actual comenzó precisamente mientras el Museu Terracota de la Bisbal (Girona) exponía sus obras, en la exposición titulada “Muntanyes, mars i jardins tancats”; los jardines puede que muestren el cartel de “Cerrado por pandemia”, pero las montañas, los mares y las nubes seguirán eternas, como la obra de María Bofill. O como el recuerdo de una de las más grandes ceramistas de Catalunya.
Fotos: Archivo Infocerámica.