Rosario Cruz García nos ofrece este artículo producto de una reposada charla en la que conocemos las motivaciones de la artista u las reflexiones de la autora
“Antonia Carbonell y la continua necesidad de aprender y crear”
Rosario Cruz García Peris – Doctora en Historia del Arte
Cuando escribo sobre Antonia Carbonell Galiana necesariamente he de hablar de una vida que continuamente ha girado y sigue girando en torno al arte, el aprendizaje y la cultura.
Graduada en Artes Aplicadas especialidad Cerámica en la década de los 80 continuó su incesante pasión por el arte y el conocimiento licenciándose en Bellas Artes en la especialidad de Dibujo por la Universidad Politécnica de València. Más tarde obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados en Arte, Filosofía y Creatividad por la Universidad de València, y consiguió, con la máxima calificación, el título de Doctora en Arte, Filosofía y Creatividad por esta misma universidad en 2016.
2020. 70 × 22 × 11 cm.
Profesionalmente ha trabajado como docente en L’ESCOLA D’ART I SUPERIOR DE DISSENY de Castellón, ocupando el cargo de Maestra de Taller de Cerámica desde 1985 hasta 2013. Durante esos años compaginó la enseñanza con la creación cerámica, actividad que sigue desarrollando en la actualidad. Ha realizado numerosas exposiciones tanto colectivas como individuales, nacionales e internacionales. Ha participado en los más prestigiosos concursos y certámenes cerámicos y ha sido premiada con diferentes galardones y becas, destacando la Beca Pensionado de la Diputación de València en 1984.
También la obra y la trayectoria de Antonia Carbonell han sido objeto de diversos artículos y a su vez la ceramista ha escrito y publicado en diferentes revistas especializadas como Taulells, Ecohabitar, Terrart… siendo, en la actualidad, colaboradora de esta última publicación desde el nº 55. También ha participado en la redacción de catálogos de exposiciones como el de Cerámica infinitas respuestas. Exposición realizada en el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí de València, en 2010. En 2017 ha sido publicado el libro sobre su tesis doctoral La huella en el barro, en ediciones digitales Editarx.
2017. 70 × 22 × 11 cm.
Creo que esta breve incursión en su trayectoria evidencia suficientemente quien es esta artista, y nos muestra sus múltiples inquietudes, su continua necesidad de crear, de aprender, de estar activa, en definitiva, nos habla de su constante voluntad de disfrutar de todo aquello que la motiva.
Delante de un té caliente, y con las medidas de distancia social implantadas por esta angustiosa pandemia que impide la cercanía, hablamos tranquilamente y Antonia responde a algunas preguntas que he preparado. Nos conocemos desde 1980, hemos viajado juntas por el mundo del arte, la Escuela de Artes y Oficios, las exposiciones colectivas de cerámica como integrantes del Colectivo Atmósfera Reductora, el taller, y los muchos eventos artístico-festivos de la década de los 80 en los que participamos. Tras un salto temporal de unas cuantas décadas, en 2017, un proyecto expositivo volvió a reunirnos y como si fuera ayer comenzamos a trabajar, junto a otras compañeras y compañeros, para materializar la exposición solidaria “Refugiarte” celebrada en el Centre del Carme Cultura Contemporània de València en 2017.
Desde ese momento han surgido otros proyectos y colaboraciones y este artículo es uno de ellos. Después de tanto tiempo y desde mi visión de historiadora del arte me di cuenta de que pocas veces habíamos hablado de las motivaciones de su obra, de su proceso creativo, de lo que busca plasmar en una escultura cerámica y de ahí surgieron las preguntas y con ellas las respuestas, entremezcladas, mientras la cucharilla endulzaba y enfriaba la infusión.
Ante la pregunta ¿Qué es lo que te interesa comunicar? Antonia responde: “Mis esculturas, todo lo que yo hago, como es obvio, es una expresión de mí misma. En todo lo que hago intento proyectar todo aquello que me interesa, lo que me mueve y me motiva en la vida… estoy hablando de claridad, contundencia, fuerza, energía, potencia… todos esos conceptos o cualidades son los que me gusta ver en las personas y eso es lo que busco que comuniquen mis obras, lo que quiero que se perciba en ellas”.
Carbonell intenta ante todo y sobre todo ser coherente con lo que hace. La coherencia es una búsqueda fundamental en su vida y en su trabajo, también lo es la excelencia, la preocupación por las cuestiones sociales y la conexión con los otros… Todas esas cosas le interesan y las mira siempre desde la misma perspectiva: la claridad y la congruencia.
Como todo buen artista es una persona muy curiosa, todo le aporta ideas para trabajar, puede inspirarse mirando a su alrededor en las cosas más sencillas. Después, va perfilando esa idea inicial, desarrollándola, encontrando soluciones para lo que quiere plasmar. A veces lo hace mediante dibujos, pero otras, directamente elabora pequeños bocetos en barro, inspirados en un trozo de madera o en cualquier otro elemento de la naturaleza, o de la ciudad… objetos y formas motivadoras, sobre todo, para la serie de grandes esculturas.
2019. 75 × 20 × 10 cm.
A Antonia le gusta estar en el taller, le gusta fabricar, crear con las manos, hacer todo el proceso cerámico desde el amasado del gres para la construcción y modelado de las piezas, hasta la creación de texturas y la aplicación del color. Cada parte del procedimiento lo disfruta y se siente reflejada en él. Sin embargo, confiesa que le hubiera gustado mucho trabajar en esculturas de gran formato, con materiales como el hierro y la piedra… y que siempre ha soñado con tener una gran nave con una enorme polea para mover grandes pesos, y, sobre todo, tener mucho espacio. En definitiva, le hubiera gustado disfrutar de más libertad y de más tiempo para experimentar con otros materiales.
Considera que el barro es un material más amable y más dúctil que otros, y, según sus palabras, su sensación plástica en las manos le produce mucha satisfacción, por eso modelar el gres, la porcelana, las diferentes pastas es muy gratificante para esta artista que, además, ha estado siempre muy interesada en el color. El material cerámico, a diferencia de otros materiales escultóricos, permite la integración total en una escultura de tres características esenciales: la forma, la textura y el color. En la obra de Antonia Carbonell podemos verlas perfectamente complementadas. A través de su larga y prolífica producción ha abordado el tema del color en sus esculturas de formas diferentes, en la actualidad pigmenta diferentes pastas con colores diversos, construye la escultura y luego actúa sobre ella con óxidos, colorantes o engobes coloreados, por lo que el color está presente ya desde el punto de partida de la pieza. Esta artista ha desarrollado un lenguaje propio con el barro de alta temperatura, concretamente con diferentes pastas de gres y porcelana.
Serie Reliquias, 2010. 79 × 90 × 7 cm.
En la actualidad está trabajando en dos grandes proyectos: las esculturas prismáticas de gran volumen y en la serie que la artista ha denominado Reliquias. En la primera, nada más ver sus esculturas, observamos un gran interés por la línea recta, por los ángulos y el prisma… son formas casi geométricas, y digo casi de forma intencionada ya que la autora no busca que sean formas perfectas, quizá como consecuencia de ser coherente con ella misma y con el mundo, pues pretende incluir esa parte de azar siempre presente en la naturaleza, o esa impulsividad que la define frente a la meticulosidad y la perfección absolutas. Podríamos encuadrar su obra en la abstracción geométrica, pero siempre con un guiño al expresionismo, a veces en la propia forma, otras a través de las texturas y la parte pictórica… este guiño es un reflejo de su personalidad, de su necesidad de expresar emociones.
Comento con Antonia que esta serie me recuerda a edificios, inacabados, deformados. Aunque se rompe la forma levemente y se añade la expresión que aporta el color, aun así, veo en ellos un alma-edificio. La autora asiente y agrega que también tienen que ver con el tótem, con la figura ritual, con la presencia del poder, con aquello que hay que adorar, con el símbolo entorno al que se desarrolla una cultura. Quizá nunca tanto como en nuestra cultura los edificios son verdaderos tótems a los que adorar, grandes rascacielos de formas bellísimas y escultóricas ante los que nos sentimos pequeños, ante los que alzamos nuestros ojos para de alguna manera admirar y hasta venerar.
Indudablemente esta serie de prismas representan todo lo que la motiva… la fuerza, el rigor, la contundencia… podrían representar su ideal, o incluso a ella misma… son piezas rotundas y a la vez inacabadas, llenas de color, como una expresión de su carácter y su ser.
La serie llamada RELIQUIAS es el desarrollo de una idea que tiene que ver con la finalidad de los objetos que crean los artistas, habla de la acumulación de esos objetos, de cómo son guardados sin saber muy bien ni qué utilidad tienen, ni cuál es su fin. Es una serie más íntima y conceptual, que se puede relacionar con las múltiples pruebas y ensayos que hace la artista sobre diminutos objetos, son series de variantes sobre un mismo tema… de alguna manera es la antítesis de la serie de prismas, totalmente formal, en donde vemos el placer por la forma, la textura, el color y la potencia escultórica. Aquí contemplamos la delicadeza, el juego y la libertad de crear con múltiples materiales.
Además de en estas dos líneas de creación, en estos momentos, Antonia Carbonell está experimentando con otras formas de proyectar su creatividad, su profesionalidad… descubriendo cómo esta se puede usar para hacer otro tipo de propuestas que no sean la creación de meros objetos individuales que se quedan almacenados. Se trata de trabajos que forman parte de proyectos artísticos colectivos que aúnan la creatividad personal, el proceso manual de fabricación y la proyección como individuo dentro de un trabajo en equipo y si es posible, además, se conjugan con una finalidad social. La obra deja de ser un objeto “inútil” para tener una mayor función de comunicación social.
Pero aún con estos cuestionamientos sobre la pieza individual, la artista está inmersa en un nuevo proyecto escultórico, llevado a cabo con piezas realizadas al torno, o partes de ellas, que se van ensamblando, aunando así la factura tradicional con la creación artística. También tiene en proyecto llevar a cabo una exposición individual en un espacio céntrico de la ciudad de València y continuar con futuros proyectos colectivos.
Para terminar nuestra charla hablamos del concepto de arte, del concepto tradicional de un trabajo bien hecho, de la creatividad individual, del ir más allá, de que los temas que trata el arte son eternos: lo que nos rodea, el hombre, la pasión, la alegría, la muerte… de que lo que nos diferencia y nos hace artistas es el lenguaje, el cómo hablamos de esos temas, qué conceptos, qué imágenes, qué formas, qué materiales escogemos para expresar lo que queremos expresar.
Antonia lleva la conversación a un terreno personal y me sorprende diciendo: “si naciera ahora, si ahora empezara mi carrera artística me dedicaría a desarrollar toda mi creatividad en la cocina…” Quizás no sea tan sorprendente su deseo… la cocina es un arte incipiente, sobre el que apenas hay referentes, todo se está experimentando, gestando, creando y la inagotable creatividad e inquietud de esta artista tendría tanto que decir cómo lo que ya nos dice a través de su admirable obra cerámica.
Texto y fotos enviados por la artista. Queda prohibida la reproducción total o parcial de este artículos por cualquier medio electrónico o mecánico sin autorización por escrito de la empresa editorial
Mensaje de Wladimir Vivas:
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Wladimir Vivas
Director de Infocerámica
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