Bisila Noha

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Cerámica de Bisila Noha

Esta artista vive actualmente el Londres, desde donde nos envía este artículo en primera persona, con el que podemos conocer sus reflexiones sobre la cerámica la cultura o la búsqueda de la identidad

 “La cerámica y la búsqueda de identidad”

Bisila Noha

Cuando escribí la primera versión de este artículo, se la mandé a mi gran amiga Rosa que también es Traductora y con la que comparto muchas reflexiones en lo que a raza e identidad respecta para que le echara un ojo. No solo desde un punto de vista lingüístico, sino también en lo que al contenido respectaba. Y es que, mientras escribía, me di cuenta de que era la primera vez que escribía en español sobre “mi viaje”, sobre mi identidad como mujer hispano-guineana. A su vez, también me di (aún más) cuenta de que, tristemente, después de siete años y medio en Londres, estoy lejos de España tanto física como culturalmente.

Baney (Guinea Ecuatorial)

Nací en Zaragoza, de padre de Baney (Guinea Ecuatorial) y madre de Noviercas (Soria). Crecí rodeada de gente blanca y, así, llegue a pensar que yo también lo era. No fue hasta que me mudé a Londres y di con el feminismo y el feminismo negro, que empecé a darme cuenta de que tanto pequeños detalles —¿puedo tocarte el pelo?; ¡contigo en el equipo de baloncesto seguro ganamos!—, como grandes preguntas —¿pero de dónde eres realmente?— que había ignorado, de las que me había reído o a las que había restado importancia, no eran sino señales del racismo y de la ceguera racial que existe en España. Fue en Londres cuando “nací” como mujer racializada.

Con el objetivo de celebrar y seguir explorando este renacer, en enero de 2020 comencé un proyecto de cerámica que titulé Baney Clay: An Unearthed Identity (Arcilla de Baney: desenterrando mi identidad). Con arcilla que mis padres me habían traído de Baney, creé una colección de piezas que, por un lado, dan vida a este viaje de descubrimiento, aceptación y celebración de mi identidad; y, por otro, cuestionan la perspectiva colonialista y occidental que ha dominado la forma en la que la Historia, la Historia de Arte y, más en concreto, la Historia de la Cerámica, han sido analizadas, compiladas y, consecuentemente, enseñadas.

A lo largo de la Historia del Arte, las creaciones del Sur han sido etiquetadas como “exóticas” e infravaloradas. En el caso de la Historia de la Cerámica, a esta “exotización” hemos de añadir el hecho de que la alfarería nació como una artesanía femenina: piezas, principalmente funcionales y domésticas, hechas a mano por mujeres en sus hogares, pasando su conocimiento de generación en generación. Una vez se inventa el torno, los hombres pasan a dominar esta parte más industrial y “avanzada” de la práctica alfarera, generando una división entre lo “bueno”, avanzado y valioso —ergo hecho por hombres en el torno— y lo “tradicional”, antiguo y para nada interesante o valioso —ergo hecho por mujeres a mano—.

Así, con el proyecto Baney Clay, combiné todas estas ideas a través de la arcilla. Mezclé arcillas del Norte (porcelana y gres inglés) y del Sur (mi arcilla de Baney), así como técnicas (torno y a mano) para dar visibilidad a las tensiones que aún hoy existen en el mundo como resultado de esas interpretaciones colonialistas, imperialistas y machistas que han sido impuestas sobre todo lo que nos rodea y cuyas consecuencias seguimos sufriendo a día de hoy. El resultado en una colección de piezas de diferentes formas, texturas y colores que para mi son la metáfora perfecta de nuestro mundo: una mezcla de tensión y armonía. Una amalgama de diferentes entidades independientes, aunque todas interconectadas y provenientes de la misma tierra, con el mismo origen.

Al poco de presentar el proyecto, el cual fue parte de la exposición Gatherers (Recolectores) en la galería Thrown Contemporary en Londres*, George Floyd fue asesinado, el movimiento Black Lives Matter resurgió con más fuerza que nunca y mi Instagram implosionaba mientras yo preparaba una charla sobre el proyecto.

Soy extranjera. Ni blanca, ni negra. Con un despertar racial tardío. Muy tardío. Y en junio de 2020, una ceramista con un proyecto que, como consecuencia de los eventos del momento, pasó de dar voz a mi pequeña historia personal, a ser parte de la gran conversación sobre racismo y desigualdad que entonces comenzaba**. Superados los momentos iniciales de inseguridad —“a penas sé quien soy y, ahora, a través de mi trabajo con la cerámica y este afán por apoyar a artistas negros, estoy en el centro del huracán… yo no soy quién para dar voz a nadie…”—, me di cuenta de que todas las historias personales de aquellos que no somos “la norma” han de tener una plataforma y han de ser parte de esa gran conversación. Porque el mundo, al igual que las piezas de Baney Clay, es pura mezcla. Y en la mezcla está la belleza.

Al estar tan lejos, la verdad es que no sé cómo se vivió la muerte de George Floyd en España. No sé cuál es el impacto del movimiento Black Lives Matter. No sé cómo avanza la conversación sobre raza. El hecho de que todavía hoy haya gente —incluso gente joven— que se disfraza de Conguitos, que no entiende el daño de la canción del Cola-Cao o que siga sin saber que Guinea Ecuatorial fue colonia de España, me lleva a pensar de que aún queda mucho trabajo por hacer.

Baney (Guinea Ecuatorial)

Me llena de alegría ver que las nuevas generaciones de afrodescendientes de la mano de plataformas como Afroféminas o ConcienciaAfro estén alzando su voz para dar visibilidad a su realidad como españoles y poner fin al Racismo con mayúsculas y a todos los microrracismos diarios de los que nos seguimos riendo y restando importancia ya que “es cultural” y si no “ya no nos podemos de reír de nada”.

Lo que sí sé es que hay muchos afrodescendientes de mi generación que habrán tenido experiencias similares a las mías. A ellos les dedico mi trabajo. Y con todos vosotros que me leéis comparto mi viaje.

 NOTAS:

*Gatherers fue inaugurada el 16 de mayo de 2020. Empezó como exposición virtual durante los primeros meses, hasta que se levantó el confinamiento en Londres en julio y la exposición se pudo abrir al público. La exposición sigue online y la podéis visitar en: www.gatherers.co

**Desde el boom del movimiento Black Lives Matters en junio de 2020, el trabajo de Bisila ha recibido una gran atención a causa del esfuerzo de los medios por dar visibilidad a artistas de color. En la página web de Bisila podéis leer más artículos que ha escrito en los últimos siete meses, así como ver la charla para Gatherers que menciona en el artículo: https://www.bisilanoha.co.uk/press


BIOGRAFÍA:

Bisila Noha es de Zaragoza y vive en Londres, donde hace cerámica desde 2013. Bisila usa su trabajo como medio para repensar la mirada occidental que se ha impuesto sobre las artes y las artesanías a lo largo de la Historia, cuestionar qué entendemos por productivo y valioso en las sociedades capitalistas en las que vivimos y, también, para reflexionar sobre conceptos como el hogar y la unidad inspirándose en sus viajes a diferentes comunidades alfareras.

 Una de sus principales fuentes de inspiración es la cerámica japonesa y, así, hace piezas “sencillas”, las cuales usa como lienzo para sus paisajes abstractos o como encarnación de sus reflexiones e historias personales.

 Bisila estudió Traducción e Interpretación y un Máster en Relaciones Internacionales y Diplomacia y, junto con su práctica artística, también es codirectora de Lon-art Creative, una organización sin ánimo de lucro que ofrece una plataforma para que artistas, diversas comunidades de Londres y el público general creen, colaboren y reflexionen sobre diferentes injusticias sociales a través del arte.

Bisila Noha

Bisila Noha


Cerámica de Bisila Noha

Foto: Thomas Broadhead – OmVed Gardens.

Cerámica de Bisila Noha

Foto: Thomas Broadhead – OmVed Gardens.

Cerámica de Bisila Noha

Foto: Thomas Broadhead – OmVed Gardens.

Cerámica de Bisila Noha

Foto: Will Hearle – OmVed Gardens


 Texto y fotos enviados por los artistas. Queda prohibida la reproducción total o parcial de este artículos por cualquier medio electrónico o mecánico sin autorización por escrito de la empresa editorial


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Wladimir Vivas
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