Exposición de Carles Vives

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Cerámica de Carles Vives

El escritor y cineasta Lambert Botey nos ofrece un texto dedicado al ceramista Carles Vives, cuyo trabajo se podrá ver del 25 de septiembre al 1 de octubre en el Museu del Càntir, en Argentona, Barcelona

Carles, Marie y las dos abubillas

Texto: Lambert Botey

Desde la mesa del estudio miro hacia el jardín. Siento el olor del césped segado hace poco y observo un par de abubillas que comen sin miedo cerca de la casa.

Carles me ha pedido un texto. Rebobino hasta el principio. En el primer artículo que escribí sobre Carles, en el 9nou, donde hablaba de las manos y de su significado. Es evidente que sin manos poco podríamos hacer, forman parte de nuestro sistema de vivir, trabajar y comunicarnos. Yo podría llegar, con muchas dificultades, a escribir un libro o hacer una película sin manos, pero pintar un cuadro o hacer una pieza de cerámica sería totalmente imposible. En las manos se concentra una parte esencial de nuestra manera de ser, ya lo decía Raimon, de l’home mire sempre les mans… (del hombre mira siempre las manos…).

Por las manos de Carles han pasado toneladas de barro de diferentes tipos, de las que una gran parte se han convertido en una obra cerámica de nivel internacional. La imagen de las toneladas de barro me ha traído a la memoria a Marie Curie y su icónica imagen removiendo, con una barra de hierro, toneladas de pechblenda con el fin de aislar ese nuevo elemento que ha cambiado nuestras vidas: el radio. Ella, finalmente, después de acarrear 10 toneladas de materia a lo largo de cuatro años consiguió un decigramo de cloruro de radio. Si pasamos de la ciencia al arte, este podría ser un ejemplo del método de trabajo de Vives. No se conforma con una primera prueba, sigue y sigue investigando hasta llegar a una obra que mínimamente le satisfaga.

Pienso que en toda su obra destaca la honestidad provocada por su talante personal y también por su rigor artístico. No hay nada gratuito en ninguna pieza suya y le gusta acercarse lo máximo posible a la perfección.

Tuve la suerte de hacer un par de documentales sobre él: Ombres i Entre la riera i la via del tren, este último codirigido con Ana Rodríguez. Esto me ha permitido vivir muy de cerca su proceso creativo, y he podido comprobar el nivel de sensibilidad y exigencia que rezuma en toda su obra.

Sus obras forman parte de los paisajes de nuestras vidas, afortunadamente de la mía también. Edificios y naturalezas. Vida y muerte, no importa. Sombras y manchas de luz. Blancos y negros. También puntos de color. Suavidad y rugosidad al tacto de nuestras manos.

He visto, y grabado, el barro de muy cerca, y cuando editaba las imágenes podía captar aún con más precisión el sentido de cada forma y color. Soy muy torpe con las manos y nunca me he atrevido a hacer ninguna pieza de cerámica, pero he podido sentir la frescura del barro previo al inicio de su obra y, cómo no, el calor -insoportable en verano- del fuego del horno con el que la finalizará, así como la expectativa del momento de sacar la pieza. ¿Habrá quedado bien? O bien irá a parar al montón de las que a él mismo no le acaban de gustar.

Su gesto típico de limpiarse las manos llenas de barro antes de hacer una encajada de manos, hoy toma otro sentido, ya que hay que limitarse a tocarnos con el codo, o hacer un gesto, o sencillamente una sonrisa a través de la mascarilla. Nuevos tiempos, nueva vida. Difícil de adaptarse, pero algún día llegará de nuevo la hora de los abrazos y de los besos y, entonces, seguramente que con Carles no esperaremos a que se las lave para hacernos una encajada de manos bien grande.

Miro fuera. Hay paz. Me imagino en un rincón del jardín a Marie Curie. Ha recogido unas cuantas flores para hacer un ramo que dejará en el laboratorio. Se la ve fatigada, y se sienta en un banco para descansar. Sonríe cuando ve a Carles que acarrea unas nuevas piezas. Barro, porcelana, óxidos, pechblenda, radio… no importa. Se detiene ante ella y conversan. De lejos no puedo escuchar lo que dicen, pero quizás hablan de aquellas dos abubillas que no dejan de ir al jardín y que, confiadamente, cada día se acercan más a ellos.

Carles Vives

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Museu del Càntir d’Argentona
Plaça de l’Església, 9
08310 Argentona, Barcelona

Tel. 93 797 21 52
Email:  correu@museucantir.org
Web:
 www.museucantir.org

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Se prohíbe el uso de texto y las imágenes de este artículo, que se publican en Infoceramica exclusivamente para la promoción de la exposición, queda prohibida su reproducción sin permiso expreso. Infoceramica agradece a Museu del Càntir d’Argentona, Carles Vives y Lambert Botey por la ayuda para la realización de este reportaje.

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Wladimir Vivas
Director de Infocerámica

 

 

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