Macarena Mompó y César Torres nos ofrecen su experiencia durante la primera Conferencia Internacional de Cocciones de Soda, a la que acudieron el pasado año
Fule. Conferencia Internacional de Cocciones de Soda
Macarena Mompó y César Torres
Fuping 2019
Macarena Mompó
Un viaje a China, cuna de la cerámica, donde el desarrollo de la técnica a lo largo de la historia llega unos niveles de perfeccionamiento que darían vértigo al más viejo de los diablos. China sabia, compleja, llena de sabores… dulce, amarga, salada y picante, no siempre en ese orden; ninguno queda indiferente y a cada uno cambia.
Nos invitaron al festival de cocciónes en soda (sales de sodio), en la ciudad de Fuping. Cabe destacar el despliegue de medios durante el festival, se construyeron siete hornos catenarios. Simultáneamente podías disfrutar de tres hornos cociendo, dos enfriando, y otros dos cargando. En un mismo lugar podías ver todas las fases de la creación cerámica, contando con nombres internacionales como Jack Doherty o Ruthanne Tudball.
Sobre la soda… Los vapores de sodio son una forma de cocción donde el esmalte se crea directamente dentro del horno como una reacción química entre la pasta (su contenido de sílice y alúmina) y los vapores de sodio que se crean por la explosión de la soda humeda al entrar en el horno a unos 1.150 °C. Este tipo de cocción confiere a las piezas una cobertura sincera que se adapta y realza sutilmente la forma o, como le gusta decir a María Rabinovich: “los esmaltes son maquillaje sobre las piezas; la soda es un tatuaje”. Esta característica es para mí una de las claves de esta modalidad de cocción.Los pliegues de la forma y los besos del fuego se leen con tanta claridad que confieren múltiples lecturas de la pieza y a la vez una cohesión de todas sus partes.
La experiencia única de estar en otro país como China, en un ambiente internacional de profesionales de la cerámica, junto a un equipo de estudiantes inmejorable, con el valor humano y los medios de una empresa dedicada a la cerámica toda tu disposición para crear. También salir de tu zona de confort: nuevos materiales y herramientas, poco tiempo para saber realmente los efectos y combinaciones posibles de las pastas y engobes, las curvas de cocción, crear bajo la presión de que los resultados van a estar en una exposición y luego en un museo referente en China, con una de las mejores colecciones en cuanto cantidad de obras y nombres implicado. ¡Un “lujo asiático”!
Un honor y un placer haber formado parte del primer festival de cocciones de soda y con mucha probabilidad el inicio de un festival que “traerá cola” y será referente en su género en toda Asia. Junto a Jack y Ruthanne fueron invitados Pam Chrosley, Adil Writer, César Torres y María Ravinovich, todos y cada uno con referencias muy dispares, lo que generó un ambiente de intercambio muy rico, junto a los maestros de todas partes de China continental, gracias a los cuales pudimos conocer técnicas de construcción tradicional china con una visión contemporánea. Todos los estudiantes dejaron claro que el futuro de la cerámica en Asia tiene un gran nivel y va a dar mucho que hablar.
Aspectos técnicos
César Torres
De la mano de Jack Doherty y Ruthanne Tudball nos metimos de lleno en el mundo de las cocciones con soda, en las que las piezas en general se cuecen en monococción sin ningún tipo de esmalte, tal vez cubiertas de algún engobe destinado a recoger con más intensidad los vapores de sodio y desarrollar colores (flashing slips).
En estas cocciones, al llegar entorno a los 1.200 ºC se introduce en el horno algún compuesto rico en sodio; carbonato de sodio y bicarbonato de sodio son los más comunes. A esa temperatura las moléculas de dichos compuestos se rompen y el sodio libre reacciona con el sílice presente en las pastas y engobes, actuando como fundente y creando un esmalte sobre las piezas allí donde el fuego y los vapores acarician la superficie de nuestras obras.
En esta técnica es esencial conocer las pastas y engobes que vamos a utilizar, para determinar como reaccionaran con el sodio y, en este caso, ni las pastas ni los componentes de los engobes eran los más adecuados, como descubrimos tras la primera cocción. Los distintos greses y porcelanas proporcionados por la organización contenían un elevado porcentaje de sílice y desarrollaban un esmaltado demasiado intenso, dejando poco o ningún dibujo cuando seguías las curvas de cocción habituales de Jack y Ruthanne.
Jack sube en atmosfera neutra o ligeramente oxidante hasta los 1.000 ºC donde realiza cuatro periodos de reducción fuerte de 15 minutos cada uno, con periodos de 30 minutos de reducción normal entre ellos. Desde ahí sigue subiendo en reducción hasta los 1.250 ºC y comienza a introducir la solución de soda llegando a 1.300 ºC y termina con una hora de mantenimiento entorno a los 1.250 ºC con atmósfera reductora.
Ruthanne comienza la reducción a los 850 ºC y la mantiene hasta los 1.150 ºC. En ese momento hace 30 minutos de oxidación y sigue subiendo hasta los 1.250 ºC en reducción. Introduce la soda llegando a 1.300 ºC y también hace la meseta final de una hora en reducción.
Ambos introducen la soda disuelta en agua, pulverizando desde la varias mirillas repetidamente mientras mantienen una reducción bastante fuerte, aunque cada uno prepara la solución de una manera distinta. Jack prefiere diluir 500 g. de carbonato de sodio en 4 litros de agua caliente, mientras de Ruthanne satura la solución añadiendo carbonato de sodio hasta que ya no se disuelve y luego tamiza el precipitado antes de pasarlo al pulverizador. Para los hornos que utilizamos (catenarios de 150 cm de alto y 150 cm de fondo) utilizaban entre 2,5 kg y 3 kg de carbonato de sodio. Ambos artistas pulverizan directamente sobre las piezas y en todas direcciones.
Las dos primeras cocciones, cada una dirigida por uno de ellos devolvieron piezas cubiertas por completo de un esmalte transparente craquelado sin ningún dibujo. En ambos casos la mayoría de las piezas presentaban carbono atrapado en toda su superficie, dándoles un aspecto grisaceo a mi parecer muy poco atractivo. Aún así, ambos artistas decidieron seguir con las mismas curvas de cocción para sus siguientes cocciones, tan sólo redujeron la temperatura final, manteniendo los 1.250 ºC y bajando a 1.200 ºC para la meseta final.
Por nuestra parte, Macarena y yo decidimos hacer algunos cambios, que a nuestro entender dieron muy buenos resultados: eliminamos el carbono atrapado casi por completo, apareció la codiciada piel de naranja en alguna pieza y los engobes por fin mostraron sus colores siguiendo el camino de las llamas. Nuestra curva fue neutra hasta los 800 ºC, donde comenzamos una ligera reducción que mantuvimos hasta los 1.200 ºC (cono 5 a mitad de camino), donde introducimos la soda. Tan solo 1 kg pulverizado contra las paredes del horno en lugar de sobre las piezas. Al terminar de pulverizar, el cono 7 (1.260 ºC) estaba completamente caído y el 8 (1.270 ºC) a mitad de camino. Hicimos una breve meseta de 10 minutos y cerramos el horno. Desde los 800 ºC mantuvimios el mismo tipo de reducción: ligeras llamas apenas perceptibles en las mirillas del horno, y con eso fue más que suficiente.
Toda una experiencia muy enriquecedora en la que nos enfrentamos a materiales y técnicas desconocidos y que nos proporcionó unos resultados mas que satisfactorios y unas vivencias irrepetibles.
Mensaje de Wladimir Vivas:
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Wladimir Vivas
Director de Infocerámica
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