“Páginas de barro” es un proyecto de Hisae Yanase y Antonio I. González cuyo objetivo es explorar, investigar y difundir la cerámica como técnica y propósito del arte, y que la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba viene apoyando desde su primera edición en 2008.
Elogio a la tierra viva
“Elogio a la tierra viva” es el título elegido para esta VIII edición del proyecto. Ofrecemos a continuación el texto de Ignacio Collado escrito para el catálogo de esta muestra
Cuando cocemos el barro, fijamos la forma que la tierra blanda ha cedido en leve resistencia ante la presión de manos y herramientas. En esta transformación se evapora el agua, y con ello, parte de lo femenino a cambio de dureza y la permanencia de lo que ha nacido como idea y concepto, perviviendo algo de lo imaginado. La tierra, en ese acuerdo con lo vegetal que el agua certifica, sacrifica en este proceso parte de su condición fértil en favor del signo y de su elaboración: el lenguaje como estandarte de lo humano. Por eso, de algún modo, la cerámica dota de voz a la tierra, la escenifica, proponiéndola para otros usos y habilitándola para el arte, para significarla.
Sin embargo, es curioso ver como en sus usos más llanos o primitivos, aquello que perdió, es ahora lo que contiene como cántaro o maceta, agua y tierra fértil, evocando la cerámica, en su propio ser, una especie de memoria, de permanencia de lo vivo, que quizás, sea capaz de transmitir al objeto una vez cocido y elaborado, dotándolo de una especie de ánima que la cultura japonesa, tan atenta a las manifestaciones de la naturaleza, ha sabido interpretar y cultivar como nadie.
Hisae Yanase y Antonio I. González ejercen como maestros en este proyecto cuyo ciclo de exposiciones alcanza el 8, proponiendo un diálogo que compete al arte y los artistas, pero también a Córdoba como canal, como espacio donde oficiar esa vocación por lo vivo que permanece en la cerámica, capaz de llegar a convocar emoción y sentido.
Para esta octava edición proponen una conversación cercana, invitando a participar a 12 artistas “de la tierra”, con origen o trayectoria en Córdoba, y promoviendo 9 proyectos (pues algunos trabajan en pareja) reunidos en grupos de 3, en 3 salas diferentes de la Casa Góngora. Estos números: 12, 9 y 3×3 constituyen ya una especie de ecuación alrededor de esta idea de “la tierra viva”, o mejor, un mapa constelar de, aquello que pesando, aspira a adquirir voz en el propio hecho de estar y relacionarse, de dotar de forma a una imaginación común, un inconsciente que el grupo ha amasado con la inteligencia de las manos.
Al igual que el cántaro o la maceta, estos 9 proyectos aspiran a preguntarle a la cerámica a dónde va el agua evaporada, cómo se expresa la vida que aún así permanece, cómo rememora el acuerdo con lo vegetal y sobre todo, cómo me nombro en ella, ¿hay algo en su piel de mi piel?, ¿cuáles son las formas y las texturas que me hacen?.
Y en este dialogar entre la tierra cocida y el reino vegetal vivo que Hisae y Antonio proponen al arte como fórmula o antídoto “al infierno de lo igual”[1], como contrapeso de una conciencia quizás excesivamente digitalizada, las piezas reunidas en este proyecto polifónico aspiran, en esta especialidad del arte contemporáneo de hacer sitio al que mira y participa, a descubrir algunas claves para construir un jardín posible para el otro, lo otro, evocado como en el cántaro o la maceta, en este acuerdo entre el arte, la tierra viva y la cerámica.
Intentando extraer algunos ejes conceptuales del conjunto de estas 9 propuestas los agrupamos, para no romper la rima, en 3:
- Geometrías de alta temperatura, cromatismo y belleza plástica.
El número y su expresión geométrica, en grados y vibración óptica son algunos de los argumentos que Alicia Ruiz, Carmen Lucena, Lola y Rosa Guerrero ponen en juego para traducir, de la naturaleza, aquello que les interesa señalar, y dibujar a través de un conjunto de piezas menores, una grafía propia, capaz de conmover plásticamente y producir una especie de filtro, una herramienta con la que abordar esta conversación entre lo vivo y lo inerte.
- Amplificar lo invisible. Trascender el plano vegetal.
Acercarse a lo pequeño y redimensionarlo para hacerlo visible, representar a partir de lo que el microscopio provee al ojo, es un ejercicio del que Luis Torres presenta algunos resultados en la tarea de acceder a ese plano de realidad diferente que representa el reino vegetal y que Margarita Merino, Valle Sillero y Jesús Rey intentan, desde esa capacidad de lo humano de trascender a través la actualización de seres mitológicos, la referencia a grabados de anatomía antiguos, el lenguaje escultórico, y el pasmo ante la naturaleza de la creación plástica.
- Contener lo incontenible. La impetuosidad de la naturaleza vegetal y su capacidad reproductora.
Inesperadas formas de cultivo que buscan contener aquello que tiende a desbordar y explorar los innumerables recursos y estrategias que la fuerza creativa de la naturaleza elabora, forman parte de la investigación sobre la que Auxi Cañas, José Luis Richarte, Nela Rodero y Silvia Favaretto trabajan para avanzar en sus propuestas y producir sus respectivas piezas, abriendo la cerámica a imaginativas vías de colaboración con lo vivo vegetal, y declinando conceptualmente aquello que la primitiva maceta propuso.
Quizás estos tres ejes estén presentes, en diferente medida, en la mayoría de las piezas que aquí se presentan, y que suman en decir como coro, aquello que las convoca en ecuánime Elogio a la tierra viva.
Ignacio Collado
[1] Palabras de Byung-Chul Han. El título y propuesta de esta exposición está inspirado por la última obra de este pensador coreano: “Elogio de la tierra”.
Alicia Ruiz. “Filtro de belleza”
Una escultura representada a través de un sistema que acentúa su “ingravidez” y una organización geométrica de hojas definen formalmente esta obra.
Auxi Cañas y José Luis Richarte. “Cajas”
Instalación escultórica que interpreta la caja de cartón con técnica cerámica y donde las plantas o flores empacadas parecen reventarlas en su ímpetu por salir.
Carmen Lucena. “Todo está en continuo movimiento. Macro mundo-micro mundo”
Un conjunto de piezas únicas que ofrecen dos caras y pueden contener vida vegetal, en este caso con agua, donde cerámicas con microorganismos efectivos revitalizarán la o las plantas, haciendo que crezcan sanas y en equilibrio.
Jesús Rey y Valle Sillero. “Híbridos”
Un proyecto escultórico en el que los dos autores se interrelacionan creando un mundo fantástico de seres imaginados. Predominan materiales cerámicos como el gres y la porcelana. Otros materiales los acompañan anecdóticamente: metal, fibras vegetales, papel de poliéster, etc.
Lola Guerrero y Rosa Guerrero. “Identidad”
Un conjunto de obras guiadas por el material como medio de expresión plástica. Obras realizadas en porcelana que buscan formas delicadas, creando pliegues cerámicos que juegan con diferentes cromatismos de color, desde el blanco propio de la porcelana a verdes, azules, tierras y ocres.
Luis Torres. “Polen”
Interpretación del proceso “invisible” de la polinización abiótica.
Instalación escultórica hecha en cerámica como material principal, y que representa el proceso de polinización abiótica como visto por un microscopio. La combinación de un gres de textura gruesa y color tostado y un gres de textura fina de un tono más blanco es el material principal.
Margarita Merino. “Cuarto de maravillas, gabinete de curiosidades…”
Collage mural con elementos cerámicos alrededor de la belleza de la flor y un grabado de anatomía del siglo XVII de Giulio Cesare Casseri. Técnica mixta: cerámica, plantas, raíces, tela, tinta y transfer sobre papel.
Nela Rodero. “Resurgir”
Dos módulos cerámicos se enfrentan disponiendo huecos desde los que la vegetación completa las piezas, interviniéndolas.
Silvia Favaretto. “Pullulanti”
Instalación con piezas cerámicas cuyo barro contiene semillas que germinan a lo largo de la exposición, abriéndose paso y atravesando lo construido.
SALA GALATEA (CASA GÓNGORA)
Calle Cabezas, 3
14003 Córdoba
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