Del 22 al 26 de noviembre se celebró en la pequeña localidad japonesa de Sasama la tercera edición de este Festival Internacional de Cerámica Artística, organizado por el ceramista Shozo Michikawa y que reunió a decenas de ceramistas de todo el mundo.
La participación en un evento o festival de cerámica siempre es enriquecedor para cualquier ceramista. Conocer otros trabajos, poder intercambiar experiencias con otros ceramistas, hacer contactos profesionales y, en ocasiones, vender piezas. Esto es así en todos los eventos, incluso si están a pocos kilómetros de tu taller. Pero esto toma otro carácter si te trasladas a un pequeño pueblo de Japón, ya que entonces todo se magnifica: la cerámica que ves, tan alejada en ocasiones de lo que conocemos, puede ser mucho más inspiradora; las experiencias que compartes te hacen ver (y comparar) la realidad de los ceramistas de todo el mundo; los contactos profesionales son, a su vez, contactos internacionales, lo que puede permitir buscar el próximo “destino”.
Todo esto es muy evidente, pero no debemos dejar de insistir en que es, o debería ser, una parte insustituible en la formación de los ceramistas jóvenes. En ocasiones este intercambio supone la caída de mitos, pero también de prejuicios; nos permite valorar lo que hacemos o ser conscientes de lo que nos queda por hacer; pero sin duda, y probablemente lo más importante: nos da la posibilidad de contrastar ideas, formas de trabajar y conceptos que quizá compartimos. Nada más triste que un ceramista, un artista o un artesano empeñado en “descubrir la rueda”, convencido de ser un genio, sin ser consciente de lo que se hace fuera de su propio taller (y si, hay vida más allá de Instagram…)
Los que fuimos a Sasama, que este año tenía a España como país invitado, pudimos experimentar todo esto. Hace ya más de dos años, el director del festival, Shozo Michikawa, me pidió que seleccionara un grupo de ceramistas que quisieran viajar a Japón para participar en este festival, además de invitar a quienes hacemos Infocerámica, Sara González y yo mismo, a tomar parte en el simposio que se celebraría paralelamente.
El grupo fue variado, con ceramistas de larga trayectoria, como Xohan Viqueira, Maite Larena o Rafaela Pareja, y otros con menos trayectoria pero no menos entusiasmo, como Eba Barrio, Ana Cano Brookbank, Alejandro Fernández Espejel, Idoia Grijalbo, Carlos Martínez, Macarena Mompó, César Torres y Penélope Vallejo. Todos debían exponer sus trabajos en una plaza dedicada al “pabellón español”. Desgraciadamente pronto pudimos ver que las ventas no serían lo que esperábamos, pero ¿merece realmente la pena viajar hasta un pueblecito (400 habitantes) en un paraje tan bonito como aislado para participar en un festival como este? la respuesta es que sí, o así al menos lo decían los propios participantes. Quizá nadie consiguió pagarse el viaje con las ventas, pero la experiencia sin duda que resulta positiva.
El festival duró cuatro días, los dos primero dedicados a las demostraciones, conferencias y simposio, donde los participantes pudieron conocer la obra y forma de trabajar de los artistas invitados: el japonés Jun Kawaguchi, el coreano Hyang Jong Oh, la argentina Graciela Olio, la alemana Karin Putsch-Grassi, el holandés Willy van Bussel, o el danés Hans Vangso. Y, por supuesto, otro representante español: Alberto Bustos, que hizo una estupenda demostración de su trabajo. Todos ellos participaron además en una exposición.
Los otros dos días fueron los dedicados a la feria propiamente dicha, en la que participaron 44 ceramistas de todo el mundo, lógicamente con mayoría de japoneses. Junto a la cerámica pudimos disfrutar de espectáculos, música, comida y bebida tradicionales de Japón, así como interminables conversaciones.
A título personal, y creo que interesante para los lectores de Infocerámica, hemos traído material para numerosos artículos que iremos publicando próximamente. Como se puede esperar, un viaje a un festival como Sasama es una excelente excusa para viajar por algunos centros de la cerámica japonesa, lo que vimos en Kyoto, Tokoname, Mashiko o Tokio lo compartiremos en diferentes artículos.
Wladimir Vivas
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Infocerámica agradece a la organización de Sasama Ceramic Festival y a los asistentes al evento la ayuda prestada para la publicación de este artículo. Fotos: Wladimir Vivas y Sara González, queda prohibida su reproducción sin permiso expreso del autor.