Durante los meses de marzo a mayo se puede visitar en el Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio esta impresionante exposición que recorre más de cuatro siglos de tradición
El universo en un cuenco de té: La herencia artística de la familia Raku
La tradición de la cerámica Raku se mantiene sin interrupción desde el siglo XVI, comenzando con Chojiro, el primer ceramista de la familia Raku, a Kichizaemon, el actual y décimo quinto jefe de la familia. El método “isshisoden” de transmitir los secretos de un arte de padre a solo un hijo fue adoptado como una forma de encarnar las ideas de la ceremonia del té “wabi-cha” de Sen no Rikyu.
Aunque ha tenido algunos cambios temporales, este enfoque fascinante, que nos parece bastante extraño hoy en día, se ha mantenido sin ningún relajamiento. Ahora, unos 450 años y 15 generaciones más tarde, las cerámicas Raku tiene incluso más que transmitir a los espectadores contemporáneos. En cierto sentido, las obras parecen ser el producto de un solo artista. Junto con piezas realizadas durante el siglo XVII, por el artista Hon’ami Koetsu, un estrecho colaborador de la familia Raku, esta exposición examina el mundo estético de las cerámicas Raku, así como la exclusiva cultura y espiritualidad de Japón.
En una reciente entrevista concedida al periódico Nippon, el actual Raku, Kichizaemon, decía: “El tezukune es el fundamento de la cerámica Raku, lo hemos heredado del fundador y no podemos modificarlo de ninguna manera. Solo con este método pueden conseguirse formas que exhalen ese peculiar encanto. Este método se transmite; lo que no se transmite es todo aquello que se confía a la inventiva personal y a la creatividad de cada uno. Por ejemplo, dentro de la cerámica Raku hay dos líneas de color: la negra y la roja. Son dos colores a los que llegó Chōjirō, el fundador, después de haber descartado muchos otros, y nosotros tenemos que respetarlos. Pero el negro puede tener diferentes matices. Eso entra ya dentro de un terreno expresivo en el que cada cual tiene que aprovechar al máximo su inventiva y habilidad. Los métodos de preparación de los esmaltes no se transmiten por escrito y tampoco se enseñan directamente. No se deja nada parecido a una receta. Cada uno de los herederos parte de cero y solo después de una larga serie de intentos, por ensayo y error, puede encontrar su propio negro para el esmalte. Y ese negro va variando también a lo largo de la vida del artesano. Es importante que cada generación suceda a la anterior creando su propio mundo.”
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Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio
3-1 Kitanomaru-koen, Chiyoda-ku
Tokyo 102-8322, Japón
Web: www.momat.go.jp
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Web: www.raku-yaki.or.jp
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