Desde hace unos años los cursos de cerámica se han multiplicado en nuestro país, a pesar de las crisis económicas y de la falta de difusión de la cerámica, España sigue siendo un lugar en el que los eventos, cursos y actividades en torno a la cerámica tienen gran aceptación, incluso por encima de otros países económicamente más fuertes.
Además de ser yo mismo organizador de cursos a través de Infocerámica, en ocasiones tengo la oportunidad (y el placer, por supuesto) de asistir a otros cursos organizados por compañeros de diferentes partes de España. A diferencia de otros sectores, en España quienes organizamos cursos, y los ceramistas en general, somos más compañeros que competidores, por lo que los cursos son ocasiones en los que reencontrase con amigos, conocer colegas y, por supuesto, encontrar nuevas ideas de trabajo y técnicas de cerámica.
Existen muchas clases de cursos: los que son exclusivamente para aprender una técnica, los que ofrecen la posibilidad de conocer la forma de trabajar de un ceramista en concreto y los que ofrecen la posibilidad de convivir durante unos días con personas que comparten las mismas inquietudes y aficiones.
Estos últimos, en ocasiones, se convierten en estancias de vacaciones activas durante las que,además de trabajar en cerámica (que es sin duda el principal objetivo) se comparten experiencias con el resto de los participantes, los organizadores y los profesores. El último curso de este tipo al que tuve la suerte de asistir fue el impartido por Chisato Kuroki en Gamones de Sayago (Zamora), de la mano de Numa cerámica. Este fue un curso que cumple estrictamente con las características que comentaba: los participantes comparten alojamiento en una preciosa casa rural, las comidas se hacen en común, se organizan excursiones y visitas por la zona, en este caso incluso tuvimos la oportunidad de asistir a una cocción en un antiguo horno de leña, además por supuesto de las jornadas de trabajo con Chisato, que, por las mismas características del curso, se hacen de forma más relajada, sin horarios estrictos ni objetivos exactos que cumplir.
Son cursos en los que se busca no solo adquirir conocimientos sobre una técnica concreta de cerámica, sino también la comunicación con otros ceramistas y, por qué no, disfrutar de las comidas o un vino al acabar la jornada, visitar la zona y compartir experiencias.
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