Continúo esta semana recuperando artículos que publiqué en los últimos números de Revista Cerámica, en esta ocasión el artículo se publicó en el número 133, en julio de 2014. En este artículo se hablaba de la utilización de las Impresoras 3D.
Estos artículos son poco más que una introducción en la sección de “Internet” de la Revista Cerámica, por lo que los temas están tratados de forma muy breve, (por una simple cuestión de espacio). En esta ocasión hablé sobre los nuevos usos que se le están dando a las impresoras 3D y la posibilidad de que sus capacidades como herramienta sean hoy en día inimaginables. Uno de los artistas que más están investigando es el holandés Olivier van Herpt.
Artículo de Wladimir Vivas para Revista Cerámica, Nº 133, sección Internet
Las tecnologías de la comunicación nos han acostumbrado a estar en continuo progreso, hasta el punto de que no nos asombramos ya de los nuevos desarrollos que se producen como mejoras de los ya omnipresentes: si existen las páginas web, no es tan extraño el uso de un blog; si existe el email, no nos parece extraño el “Whatsapp” o el “Facebook”; si hace años existen Amazon o Ebay, ¿qué tiene de raro que yo mismo pueda hacerme una tienda en Internet?
Sin embargo, en ocasiones asistimos a algo que nos descoloca un poco más. Lo último son las impresoras 3D. Estas llevaban ya años en desarrollo, parecía que no encontraban su aplicación práctica pero, en los últimos meses, día a día, se ve como en todo el mundo se encuentran formas novedosas de usar estos mecanismos.
Si nos centramos en la cerámica hay que contar con que la realización final siempre tendrá un último paso desligado de la propia impresión, como es la cocción. En cuanto a la conformación de piezas mediante este tipo de impresoras, es más que evidente que estamos en el nacimiento de una tecnología y que los resultados que se consigan dentro de unos años son probablemente inimaginables para muchos. En el papel, desde la impresión matricial hasta la actual impresión láser a color han pasado unos veinte años, es muy posible que no haga falta tanto tiempo para ver el desarrollo exponencial de las capacidades de impresión en tres dimensiones.
Aunque ya hay artistas que trabajan con impresoras, todavía los que más las utilizan son los diseñadores, principalmente para el desarrollo de prototipos o piezas terminadas que no precisen de series largas. No obstante, ya se está viendo el desarrollo de modelos de negocio, como la tienda Shapeways (www.shapeways.com), que tiene un funcionamiento novedoso: Cualquier diseñador puede hacer una tienda, envíar a la web los diseños y fotografías de promoción, lo que se verá en su “escaparate”, si hay un comprador, la organización de la web (no el vendedor) se encarga de hacer la impresión 3D y enviársela al comprador. Este sistema de momento, dadas las limitaciones técnicas, se usa más para pequeñas piezas.
También hay empresas a las que envías el diseño digital y te devuelven la pieza cocida y esmaltada y otras que comercializan equipos completos, desde el programa para diseñar de forma sencilla, una pequeña impresora y pastas del tipo que se desee. Además de cerámica, que en algún caso puede ser de colores, hay plásticos de todo tipo, pastas ecológicas biodegradables e incluso comestibles, chocolate, caramelo, etc.
También se ha visto la fabricación de paneles para la construcción de casas e incluso se ensaya con impresoras gigantes que imprimirían la casa entera de una sola vez. Puede que sea un tanto inquietante pensar que un proceso tan deshumanizado esté pronto al alcance de cualquiera y quizá también cueste pensar en qué uso le puede dar un ceramista a esta tecnología, pero quizá haya que pensar que las herramientas no hacen la pieza de artesanía y menos aun la creación artística. Quizá en el futuro se pueda escanear y hacer una copia perfecta de la forma de una cerámica, quizá incluso haya tecnogías que copien los diseños o decoraciones, pero eso no debe inquietar a los auténticos creadores. Hace ya tiempo que se puede escanear, digitalizar, enviar por email y reimprimir un grabado o un dibujo y eso no ha acabado con estas artes.
Bien pensado, los ceramistas tenemos suerte porque se podrá copiar una pieza, pero todavía es imposible escanear los sentimientos y, sin sentimientos, una cerámica es sólo un pedazo de barro cocido.
Wladimir Vivas. Revista Cerámica, número 133 (junio, 2014)