Xavier Toubes

by Infocerámica

Pieza de cerámica de Xavier Toubes

Xavier Toubes es, sin duda, uno de los grandes valores de la cerámica contemporánea española. Desde su posición como profesor en Universidades norteamericanas y la labor que desempeñó en el European Ceramic Work Centre (EKWC) de Holanda, ha contribuido al conocimiento de la cerámica española más allá de nuestras fronteras.

En su obra siempre se intuye una intrahistoria, escondida pero pugnando por aflorar, que hace que ninguna de las elecciones compositivas de Toubes en sus obras se perciba de forma estética, mucho menos aleatoria o casual. Su utilización de figuras de porcelana industrial, el uso de lustres metálicos, las referencias al contenedor (cerámica primigenia) y a la figura  nos llevan a intuir un deseo de ofrecer claves, provocar imágenes en el espectador, sensaciones o remembranzas. Alguien dijo que la poesía es recuerdo, y en la obra cerámica de Toubes la poesía nos llega precisamente como recuerdos (“… el recuerdo del olvido”, que dijo Unamuno), quizá de su Galicia natal; sus grandes cabezas de “Namorados da Lua” o “Nomadas exquisitos”, que ocupan su lugar, firmes y “de frente”, con orgullo de enamorado o de “buscador”; sus figuras nocturnas, que parecen desdibujarse entre las sombras o entre las brumas; Sus “parejas” (“Couples”) que se funden, en esta ocasión literalmente, en abrazos que las convierten en unidad.

En ocasiones Toubes muestra varias de estas piezas sobre una superficie, unidas en una mezcla que parece amontonamiento, ¡o que lo es! Se amontonan como lo hacen los recuerdos; Proust necesitó más de tres mil páginas de poesía pura para ordenar los suyos (¡pero una simple magdalena fue su símbolo!); Toubes lo hace con la cerámica, pero también con las palabras: a continuación es él mismo quien nos ofrece claves ¿o quizá se las ofrece a él mismo, como parte de ese juego de preguntas y respuestas que es la creación artística?

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La búsqueda de un lenguaje, por Xavier Toubes

En el trabajo hay un propósito poético: el descubrimiento y redescubrimiento a medida que la obra progresa. Es un intento de coordinar lo conocido y lo que queda por conocer. La superficie, la piel, es más bien un espacio, una sorpresa sin claves. El movimiento de la mano, la acción, la repetida acción, el chorreado que va creando capas que le dan forma, color y luz.

Para indicar hechos y algunas ideas: de luz e iridiscencia, mutante, metálico, material y fluido, volátil casi evanescente y brillante: descripciones sin lugar. Hecho con la palma de la mano, como dijo el poeta, con la palma de la mano donde termina la mente.

Una practica dando abundante importancia al proceso de descubrir y abandonar, el no-saber como potencial y posibilidad. Con los sentidos para los sentidos. Momentos exultantes de saber y olvido, el torbellino del día de cada día, el polvo que cubre las noticias, el paisaje los cuerpos y el futuro. Fusiones que estimulan formas que a su vez simpatizan con formas nuevas, fluidamente y sin destino.

En el trabajo hay un propósito poético: el descubrimiento
y redescubrimiento a medida que la obra progresa

Hay constantes en el trabajo: el lugar y estar fuera de lugar, amor al arte, a la practica y al taller, tradición, color, crudo y áspero, escultural y digital, como ser preciso hoy; preguntas y complicaciones de lo estético como presencia y como ausencia, intuición y oficio. Como crear un espacio y forma donde lo conceptual, lo arcaico y lo contemporáneo comparte tiempo y lugar con lo local, lo universal y la memoria. Mezclando la inmediatez con esmero, y la atención. Amorfo y concreto, abstracto y figurativo, serio y perdido en búsquedas: los asuntos de ser humano.

En la presentación hay atención a la experiencia, a los sentidos, a las ganas de dar “algo con luz”. La instalación como algo teatral y artificiosa , rápida y del momento a la vez que quiere ser callada, efímera y con luz y presencia. Señala una intención : lo incongruo de buscar la belleza.

La búsqueda de un lenguaje en el que la intuición, el conocimiento y la pasión cohabitan en frágil balance, explorando el significado y el lugar del arte en el mundo, buscando un resultado, que no es una conclusión, pero sí un evento visual que ocupa un espacio físico y mental.

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APUNTES BIOGRÁFICOS

Xavier Toubes se ha definido en alguna ocasión como un “nómada”. Desde que en 1969 se instalara en Londres, llevado por una suerte de exilio que, si no obligado, sí fue deseado como forma de protesta por la situación política en España, más aún para un jóven gallego inmerso en la política y el “galleguismo” de la época. Esta forma de rebelión fue, además, una revelación, ya que en Londres terminaría con su incipiente carrera de empleado de banca, al comenzar sus esudios en la Goldsmiths’ College University y continuar posteriormente su formación en cerámica trabajando durante un año en la Winchcombe Pottery (Gloucestershire), taller fundado por Michael Cardew, donde conocería la cerámica funcional más tradicional, directamente de la mano de Ray Finch, el director durante décadas este taller.

Después de esta inmersión en la cerámica funcional y artesana, se reencontró con su cultura gallega durante un año de residencia en el Seminario de Estudios Ceramicos de Sargadelos, desde donde viajaría a Nueva York para estudiar Bellas Artes en la prestigiosa Universidad de Alfred, tras lo cual comenzó su carrera como profesor de arte en la Universidad de North Carolina (1983-1991). A partir de 1989 comienza a colaborar en la puesta en marcha del European Ceramic Work Centre (EKWC) en ‘s-Hertogenbosch (Holanda), que le lleva a residir durante años a caballo entre Estados Unidos y Holanda (otra vez el “nómada”), hasta que, en 1991 se ocupó, ya de forma exclusiva de la dirección artística del centro holandés. Estos años fueron de gran intensidad y, por lógica, también muy enriquecedores, ya que una de las tareas que Toubes asumió fué la colaboración de Centro con artistas de otras disciplinas, que efectuaban residencias de trabajo durante las que conocían y aprendían las posibilidades, carácterísticas y conceptos propios del trabajo en cerámica. Por allí pasaron artistas como Tony Cragg, Anish Kapoor o Richard Deacon, entre otros; además de algunos de los más prestigiosos ceramistas del mundo. Terminado en 1999 este ciclo de trabajo en Holanda volvió a Estados Unidos, residiendo en Chicago, en cuya School of the Art Institute imparte clases desde entonces.

Introducción y apuntes biográficos: Wladimir Vivas

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