Encuentro en Pelahustán

by Infocerámica

Horno de leña para cocción de cerámica

Durante el mes de marzo pasado se realizó un curso de construcción y cocción de horno de tiro invertido de leña en Pelahustán (Toledo), bajo la dirección de Wali Hawes. El curso como tal se convirtió en un encuentro en el que cada cual aportó lo mejor de sus conocimientos con el resultado de la construcción de un horno que, si bien no funcionó a la primera, está en proceso de ajuste y sin duda conseguiremos que funcione.

Arturo Araujo, estudiante de cerámica, escribió esta crónica del proceso de construcción:

[contentbox headline=”” type=”normal”]El lunes 11 de marzo de 2013 nos reunimos en Pelahustán (Toledo) ocho ceramistas. El objetivo principal es construir un horno de leña de tiro invertido. Vamos a elaborar cerámica a mano y con torno de pie, estudiaremos esmaltes y engobes e intercambiaremos conocimientos.

Los participantes: Wali Hawes, profesor (India); Wladimi Vivas, coordinador (Madrid); Juan Manuel Romero (Cádiz); Sol Berrocoso (Madrid); Juan Rivero (Guadalajara); Sergi Pahissa (Barcelona); Chema Díaz-Ropero (Toledo) y Arturo Araujo (Madrid).

Trabajamos durante la mañana del primer día en el taller de Wladimir, coordinador de este encuentro, en piezas a mano y en torno de pie. Por la tarde vamos al monte, una solera de 2,50 × 2,00 metros, ejecutada dos días antes, será donde levantaremos el horno.

Wali, profesor indio, nos indica el replanteo, en pleno contacto con la naturaleza rodeados de árboles. Acercamos materiales, al anochecer tenemos levantadas varias hiladas de ladrillo refractario.

Segundo día, martes 12 de Marzo, colocamos la cimbra y construimos la primera bóveda. Durante todo el día la convivencia es armoniosa. A medio día sobre la lumbre que ha servido para calentarnos, asamos en una parrilla hortalizas y carne. Terminamos la tarde con ocho hiladas por encima de la primera bóveda.

Tercer día, Miércoles 13, el numero hace honor a su fama, al retirar la cimbra se desmorona la bóveda, el muro de la derecha se ha desplomado. Comprobamos que la solera ha cedido, cavamos y vemos que se ha hecho sobre arena sin compactar. Aunamos esfuerzos y conocimientos, decidimos hacer una zanja alrededor de la solera y rellenarla con cemento arena y piedra. Macizamos bien. Dejamos que la nueva cimentación fragüe. Nos vamos al taller para seguir trabajando, barro y esmaltes nos esperan.

Wladimir nos ofrece la devolución del importe del curso, nadie lo acepta y todos a una decidimos seguir adelante.

Cuarto día, jueves 14, retiramos los ladrillos del muro dañado y parte de los que empezaban a conformar la chimenea. Levantamos rápidamente, ya tenemos experiencia. Juan Manuel, con gran habilidad va poniendo ladrillos, sabe de albañilería, su casa se la hizo el mismo. Los demás limpiamos ladrillos, hacemos mortero y vamos arrimando todo al horno. Es un momento de total colaboración, cada uno aporta todo lo que puede, maña, fuerza, conocimientos. Entre los ocho, al terminar el día volvemos a tener el horno arriba, mañana construiremos la segunda bóveda.

Quinto día, viernes 15, comprobamos con nivel y plomada que la pared derecha y la chimenea están a plomo. La reparación ha funcionado, ya no cede el cimiento. Con alegría nos ponemos manos a la obra. Quitamos la cimbra y no hay un solo movimiento, el horno esta quedando “niquelao”. Durante todo el día y parte del sábado construimos la segunda bóveda y terminamos la chimenea. Por dentro de la cámara de carga del horno, completamos el canal del tiro y la plataforma donde cargaremos las piezas.

Sexto día, 16 de Marzo, es el día “D”. Tanto Wali como Wladimir hubieran preferido esperar unos días antes de encender el horno pero no hay tiempo.

Esmaltamos las piezas previamente bizcochadas en el taller. Las colocamos para que sequen encima de mesas improvisadas con palets de construcción viejos.

El horno está impresionante. Hacemos fotos, comprobamos, aquí allí, todo esta en orden. Nos tomamos un descanso, comemos un rico arroz elaborado por Sol, ayer fueron gachas con torreznos, cocinadas por Chema, elaborado todo en la lumbre. El arroz, al igual que las gachas, está exquisito.

Acarreamos madera vieja de construcción al horno, Wali lleva un rato colocando las piezas cerámicas esmaltadas dentro. De manera magistral ha levantado cuatro plantas dando cabida a todas las obras.

A las 17:30 encendemos el horno, poco a poco va cogiendo temperatura , la chimenea arroja humo perfectamente, el tiro funciona bien. El pirómetro a las 18:30 indica casi 100 grados. Optimismo, alegría, adrenalina. La temperatura sube lentamente pero inexorable hasta llegar a los 650 grados a las 22:30. Sara toma notas sobre la evolución de la cocción, todo lo va reflejando en un bloc de notas. El horno funciona bien. Se alcanzan los 700, 800… Estamos llegando al objetivo.

La tenacidad, el esfuerzo, el espíritu te colaboración ha dado el fruto deseado. Queda compensado todo, ha merecido la pena y mucho, lo que hemos trabajado.

Hemos convivido personas muy diferentes, aprendiendo todos de todos. La experiencia ha sido muy gratificante.

Agradecer a todos su colaboración, a Juan Manuel por ser un oficial de primera, a Juan por su habilidad con la maceta, la alcotana y el cincel; a Sergio por lo bien que asa los pimientos y las hortalizas en general, siempre pendiente de lo que hace falta: mortero, tres cuartos de ladrillo o dos tercios…; Sol y Chema, además de excelentes cocineros, ayudaron mucho haciendo el horno; el que os lo cuenta, Arturo, procuró aportar sus conocimientos, casi olvidados de construcción, con todas sus ganas. Decir que el profesor Wali nos ha dado una lección de cómo dirigir la construcción de un horno sin intervenir excesivamente, dejando que los alumnos tomemos iniciativas y decidamos; no hay ánimo de notoriedad en este ceramista conocido internacionalmente, sencillez y naturalidad sobresalen en su forma de enseñar.

Wladimir ha procurado que nada falte, pendiente en cada momento, ha hecho que todo funcione.

A todos muchas gracias. Arturo Araujo Calvo[/contentbox]

Como complemento al texto de Arturo, decir que esa primera cocción no resultó completa: la cámara de combustión del horno se llenó excesivamente de ascuas y no se pudo completar. Posteriormente se hizo una segunda cocción, a la que volvieron a acudir todos los participantes, y para la que se aisló la parte superior del horno. Este aislamiento fue insuficiente, aunque esta nueva cocción sirvió para detectar algunos de los fallos: insuficiente aislamiento y, sobre todo, falta de entradas de aire en la cámara de combustión.

A finales de abril se hizo una tercera cocción, en esta ocasión se abrieron agujeros de ventilación en la cámara de combustión y se aislaron las paredes laterales del horno, con el resultado de llegar a más temperatura que en las anteriores ocasiones, aunque sin completar la cocción, que estaba prevista para 1.220 °C.

Durante el verano mejoraremos algunos detalles: incorporación de una parrilla o canal de ventilación en la cámara de combustión, aislamiento completo del horno mediante una capa de fibra de alúmina y otra de barro y paja, y elevar la chimenea al menos un metro más. Con estas modificaciones es de esperar que el horno funcione correctamente.

Continuara…

Nota: La organización devolvió finalmente el importe del curso a los participantes, de ahí la afirmación, al principio del artículo, de que, aunque programado como un curso, finalmente se convirtió en un encuentro entre amigos, muy enriquecedor además.

 

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