Ayer, día 17 de diciembre, estuvimos en la inauguración de la exposición de Maciano Buendía en la galería madrileña Jordana Espacio. Según comento Marciano, esta exposición la podría haber titulado “Ciudadanos”, ya que todas las obras forman parte de esa serie, aunque al final optó por no poner título.
El grupo de esculturas, de diferentes tamaños, tiene como nexo de unión la confrontación entre las texturas del hierro y de la cerámica: el hierro con pátinas oxidadas y volúmenes angulares y la cerámica antropomorfa, con cálidas texturas bruñidas marcadas por el humo. Este contraste se convierte, en cierto modo, en parte de la esencia de su obra, la confrontación entre el ser humano y el entorno urbano, que parece una visión metafórica de las limitaciones espaciales de la convicencia de los ciudadanos, que convierten las singularidades en colectividades, siempre en peligro de caer en la generalización, que acota espacios, limita movimientos y homogeniza pensamientos.
La inclusión de personajes de forma humana aporta a sus esculturas una visión proporcional, que hace percibir la escala monumental figurada de las mismas. En algunos casos, esta escala humana nos hace conscientes del contenido narrativo de sus obras, aumentando la sensación de estar asistiendo a una representación figurativa.
Es interesante el texto que Francisco Vicent Galdón, de la Asociación Nacional e Internacional de Críticos de Arte, escribiera para una exposición anterior:
“Marciano Buendía, fiel de igual manera a una tradición para la que la escultura la define como experiencia volumétrica y espacial, y la pintura como experimento en donde interviene lo cromático, lo textural y también lo espacial, en su creación simultanea con igual acierto ambas técnicas. Así, volumen y forma, color y textura, espacio y soporte son los alicientes o elementos constructivos que vienen en su conjunción a consolidar u originar sus proyectos. La reunión de estos elementos y el procedimiento seguido por el artista en el proceso de ejecución de su obra explican por sí solos desde su austero lenguaje la complejidad conceptual a la que somete a ésta, su densidad y materialidad.
La obra de Marciano Buendía, al igual que la de otros escultores ya consolidados, presenta una obstinada obsesión por el hombre, por los seres humanos y sus circunstancias. La condición humana y sus limitaciones, aquellas problemáticas que impone el entorno masivamente habitado, ese lugar definido como “ciudad”, refugio y gueto de ciudadanos, es lo que interesa y preocupa al artista. De ahí que las privaciones y las limitaciones que los habitantes urbanos padecen, en su deambular cotidiano y en la ciudad, las haga suyas el propio autor. Es por ello que pasan a tener un carácter profundamente autobiográfico y las refleja a modo de denuncia y de alivio en su creación. Pues no olvidemos que la presencia de las figuras en el espacio y el concepto espacial en el que Marciano se apoya, posee implicaciones argumentales”.
Deseamos mucha suerte a Marciano Buendía en esta exposición.
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Jordana Espacio
Núñez de Balboa, 56
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