Hasta el 31 de marzo se puede visitar en el Museo de Arqueología de la Universidad de Zürich esta exposición dedicada a uno de los mitos de la cerámica griega clásica
EXΣEKIAΣEΠOIEΣE – EXEQUIAS ME HIZO
El pequeño Museo Arquelógico de la Universidad de Zurich, como espacio universitario que es, tiene algo de almacén, largas hileras de reproducciones de esculturas de piedra y salas abarrotadas de fragmentos de cerámicas, de piezas de Egipto o Mesopotamia, de cientos de moldes de esculturas clásicas. En este contexto, y sin los grandes despliegues publicitarios propios de las exposiciones en los grandes museos, encontramos, no obstante, una de las más importantes muestras de cerámica que puede verse actualmente en Europa: En una sola sala podemos ver prácticamente todas las piezas atribuidas a Exequias (falta, por problemas de seguridad, la que probablemente sea la obra más conocida del famoso ceramista griego: la ánfora del Vaticano, que muestra a Aquiles y Ayax).
Para cualquier ceramista es emocionante avanzar entre estas piezas, por la conexión que se puede sentir entre el maestro ateniense y la actual cerámica “de autor”; al fin y al cabo, Exequias fue el primero (del que se tiene constancia) de la estirpe de ceramistas que torneaban sus piezas, innovaban en formas y técnicas, experimentaban con materiales y procesos y, según parece, tenía que hacer piezas sin firmar, para el mercado, además de otras que firmaba y que serían probablemente las que le daban mayor satisfacción como artista. Lo mismo que hoy en día caracteriza la forma de vida de los ceramistas de todo el mundo.
Es además un exposición que dedica un espacio didáctico en el que los visitantes pueden conocer la forma en que se hacían las piezas, la técnica del torno y, lo más importante, la complejidad de la técnica de la terra sigillata y las cocciones con etapas de reducción y oxidación, que aportan los diferentes colores y texturas.
También la propia muestra de piezas tiene un sentido didáctico, como corresponde a un museo universitario, con explicaciones cronológicas, de las escenas representadas y de la evolución de formas y pinturas.
Existen en el mundo solo catorce cerámicas con la leyenda “Exekias me hizo”, en las que la propia pieza prueba la autoría, incluso en tres de ellas la leyenda dice “Exequias me pintó y me hizo”, con lo que el autor probablemente se diferenciaba de otros artistas que, en unos casos solo hacían la forma, y otros que solo lo pintaban.
Efectivamente, Exequias fue uno de los pocos ceramistas completos que se conocen en la antigua Grecia y esto hace de sus cerámicas obras que integran a la perfección la imagen, la narrativa, la decoración y la forma. Exequias trabajó en Atenas durante la etapa que va, aproximadamente, del 550 a. C. al 525 a. C., veinticinco años durante los que llegó a la cumbre de la técnica de las figuras negras.
Aunque lo más evidente es su habilidad para dibujar, los eruditos y estudiosos admiran incluso más sus innovaciones creativas como alfarero: el desarrollo de nuevas formas en sus piezas, que posteriormente fueron adoptadas por sus contemporáneos, como diferentes tipos de ánforas o copas, así como diferentes partes de las piezas, los cuellos, las bocas o las asas, que con el tiempo, se convirtieron en las formas estándar.
Debe situarse a Exequias en el contexto de su “taller”: El grupo de pintores y alfareros en cuya compañía él producía sus obras”. En alguno de los catálogos de figuras negras áticas se han atribuido a pintores y ceramistas asociados a Exequias alrededor de 200 piezas, aunque es complicado saber si hubo relación real o simple influencia entre talleres diferenciados. También se especula con que pudo, durante sus últimos años de trabajo, estar implicado en el desarrollo del nuevo estilo, la pintura de “figuras rojas”, que comenzó a usarse en los años en que Exequias abandona su actividad. Esto podría ser algo más que una idea atractiva, ya que, después de retirarse, quedan pruebas de que su propio taller continuó su actividad en manos de otro maestro, que sí está comprobado que hizo la transición a la nueva técnica.
Una historia fascinante y unas piezas realmente impresionantes, que bien merecen una visita a Zurich, una ciudad en la que, por otra parte, encontraremos otras colecciones de cerámica dignas de ser visitadas.
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Imágenes cortesía de Archäologisches Institut, Universidad de Zurich
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Archäologische Sammlung der Universität Zürich
Rämistrasse 73
8006 Zürich, Suiza
Del 9 de noviembre al 31 de marzo de 2019
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Se prohíbe el uso de texto y las imágenes de este artículo, que se publican en Infoceramica exclusivamente para la promoción de la exposición, queda prohibida su reproducción sin permiso expreso. Infoceramica agradece al Archäologische Sammlung der Universität Zürich por la ayuda para la realización de este reportaje.